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PNV cumplió ayer 111 años. Y al igual que hace doce meses, dos fueron los actos públicos celebrados por los principales líderes jeltzales para conmemorar esta efemérides. Por un lado, en Sabin-Etxea, Josu Jon Imaz pronunció un discurso ante un auditorio formado por buena parte de la plana mayor del partido.Entre los asistentes estaban Iñigo Urkullu, portavoz del EBB y presidente del partido en Bizkaia; Josune Ariztondo, secretaria del EBB; José Luis Bilbao, diputado general de Bizkaia; el ex lehendakari José Antonio Ardanza o la presidenta del Parlamento de Gasteiz, Izaskun Bilbao.
El segundo acto tuvo lugar en la Plaza Txurruka de Mutriku. Era tradicional, hasta la llegada de Imaz, que el PNV despidiera el curso político con un acto en esta localidad. El orador de ayer fue Joseba Egibar, presidente del Gipuzku Buru Batzar. Militantes de diversas edades, entre ellos el anterior presidente, Xabier Arzalluz, escucharon sus palabras mientras disfrutaban del aperitivo en las terrazas de los bares cercanos.
Al margen del mensaje visual, que tampoco es irrelevante, había expectación por escuchar ambas intervenciones. El origen de este interés mediático no proviene, como dijo ayer Egibar, de la búsqueda de «morbo» desde los medios de comunicación. Tal día como ayer, hace un año, Imaz tachó la independencia de opción «propia del siglo XIX» y defendió el concepto de «soberanía compartida».
Quien fuera su rival en las elecciones a la presidencia del EBB replicaba que «para poder llegar a un escenario de cosoberanía este pueblo tiene que ser soberano». Cabe apuntar, porque el dato es importante, que el acto de Bilbo comienza dos horas antes que el de Mutriku. Las diferencias entre ambos discursos activaron un intenso debate sobre las «dos almas» del PNV, tanto fuera como dentro de la formación.
«El objetivo de la paz»
Por ello, Joseba Egibar comenzó asegurando que «somos un único partido» que surgió como «una herramienta para lograr la soberanía plena y la independencia de este país». Mientras, Imaz resaltó que el objetivo del PNV es «construir la nación vasca».Ambos coincidieron en resaltar que «la paz» es el objetivo prioritario en estos momentos. Tras más de cuatro meses de alto el fuego por parte de ETA, Imaz resaltó que «hemos llegado hasta aquí porque, de hecho, la sociedad vasca y las instituciones han demostrado su fortaleza y superioridad frente a la violencia. Es la victoria de la posición que nuestro partido, con la mayoría de la sociedad vasca, ha adoptado en los últimos treinta años. Es la victoria de los que hemos defendido la democracia frente a la imposición de los proyectos políticos a través de la fuerza y el terror».
El presidente del PNV ahondó en esta línea al estimar que «es el momento de dejar constancia del profundo error político y del daño moral que el terrorismo ha causado a tantas personas y a la causa nacional vasca, de su falta de legitimidad, su torpeza política y su absoluta inmoralidad».
Tras vanagloriarse de ser «un partido que en el ya lejano 1978 organizó la primera manifestación contra ETA en este país», exigió «el cese, junto con las armas, del esquema impositivo que trata de justificarlas».
Joseba Egibar abordó la cuestión de manera muy diferente. Constató que EuskalHerria «está dando pasos hacia la paz» y consideró que ésa es «la noticia más importante de los últimos años. El momento es realmente importante y debe- ríamos estar satisfechos. El alto el fuego no es definitivo, hagamos que lo sea».
Reclamó para este pueblo «caminos políticos y democráticos» que impidan que en el futuro alguien tenga «excusas o tentaciones para empuñar las armas» aunque no se consiga una solución definitiva al conflicto. Por ello, criticó duramente a quienes hablan de «rendición» de ETA o dicen que «no ha conseguido nada».
«¿Qué quieren? ¿Que vuelvan las armas? ¿Por qué se habla de debilidad militar y no de madurez política?», se preguntó el presidente del Gipuzku Buru Batzar, para el que el alto el fuego es «una decisión de gran calado».
«La encrucijada politica»
El otro tema central de los discursos fue el de la «encrucijada política». Josu Jon Imaz defendió la necesidad de alcanzar «acuerdos integradores sobre el futuro de Euskadi, con mayorías lo suficientemente cualificadas como para cumplir el principio de no imponer un acuerdo de menor aceptación que los actualmente vigentes. Aceptamos el principio de diferenciar el juego político de las mayorías frente al acuerdo amplio que se requiere a la hora de definir una comunidad», apostilló. «Como partido líder, el verdadero reto del PNV es lograr el respaldo de la mayor parte posible de partidos y de la sociedad vasca en torno a un acuerdo que nos dote de todas las herramientas que necesitamos para desarrollar la identidad de nuestro pueblo, mejorar el nivel de vida y asegurar el bienestar», explicó.
A renglón seguido, Imaz indicó que «definido y refrendado el acuerdo político, deberá ser desarrollado mediante un texto jurídico concreto». Y eso debería hacerse, a su juicio, mediante «un Nuevo Estatuto para Euskadi que responda a las necesidades del autogobierno en la nueva Europa que se va conformando».
A la hora de afrontar el tema de la territorialidad, el presidente del EBB habló de «una política abierta de cooperación en los ámbitos culturales, económicos, infraestructurales, sociales y medioambientales que conforme una euro-región vasca, desde el Adour hasta el Ebro y desde las Encartaciones hasta Zuberoa», respetando siempre «las decisiones libremente expresadas por la ciudadanía».
Un plazo de dos años
Imaz apuntó que «en dos años vamos a definir el futuro de la convivencia de los vascos en el primer cuarto del siglo XXI», por lo que abogó por «salir a campo abierto» para «encontrarnos en suelo común» con «el adversario político».«Nuestro partido acertó hace 27 años. Y lo hizo utilizando dos virtudes que siempre han sido nuestras: firmeza en nuestros principios abertzales y flexibilidad a la hora de llevar esos principios a la práctica, para ser capaces de liderar la mayoría social y política. Siempre en cabeza, tres o cuatro pasos por delante de la sociedad. Pero nunca veinte pasos, porque el pueblo no sigue a quien se escapa», manifestó en clara alusión a la izquierda abertzale.
Respecto al mismo tema, Egibar lanzó sus dardos hacia Madrid . Así, comenzó acusando al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, de haber diseñado «un proceso lento y tedioso» para «adormecer y anestesiar al pueblo vasco». En respuesta, abogó por «movilizar a toda la sociedad vasca», porque «el Estado no se moverá y habrá que hacer que se mueva».
El presidente del GBBresaltó que su partido nació hace más de un siglo debido a una situación de conflicto político. «Somos una expresión del conflicto, igual que ETA», aseveró.
Un problema que necesita «un acuerdo de convivencia» nacido desde «el respeto. Es como en una pareja, sin respeto no hay convivencia, hay subordinación», explicó. Egibar recordó que cómo el lehendakari Ibarretxe acudió a Madrid con un acuerdo aprobado en la Cámara de Gasteiz y «se le cerró la puerta».
Por ello, estimó que Zapatero «no se moverá si no se ve obligado a ello». Una situación que a su juicio sólo se dará mediante la activación de la ciudadanía vasca. Recalcó que el reconocimiento de Euskal Herria y su derecho a decidir son «mínimos políticos y democráticos», por lo que rechazó que quienes los defienden constituyan ningún tipo de «frente».
«Que no hablen el PSOE y el PP de frentes, porque ellos tienen todo un Estado, con instrumentos hasta de fuerza», recordó. Por ello, contrariamente al belicoso discurso de Imaz contra Batasuna, apostó por «buscar un acuerdo de mínimos entre abertzales».
Egibar destacó la necesidad de aprender de lo sucedido en Catalunya para que no se repita en EuskalHerria, e insistió en la necesidad de «presionar» al PSOE, para lo cual ve necesario adoptar «compromisos concretos». Rechazó asimismo que exista «el derecho a veto» por parte de ningún partido político, y auguró que «habrá consulta popular» en las condiciones expuestas por Ibarretxe en su día: «sin violencia, sin exclusiones y con permiso del Parlamento».
El papel de los electos
Tampoco olvidó que el año que viene se celebrarán elecciones municipales y forales. En este punto, aunque aseguró que no iba a hablar de la coalición con EA, sí apuntó que «el que tenga dudas que las aclare». Pero su mensaje en torno a los comicios fue para subrayar la importancia de la labor de los alcaldes y concejales jeltzales. «Necesitamos gente comprometida. La labor del pueblo es la más importante, pero un electo del PNVdeberá tener claro que debe trabajar para construir un país».
Egibar coincidió con Imaz a la hora de defender la trayectoria del PNV durante las tres últimas décadas. «Este partido no ha de arrepentirse de lo que ha hecho», sentenció el presidente del GBB. -
El PP se enroca en el discurso del «precio
político»
La única reacción a las palabras de Josu Jon Imaz llegó desde las filas del PP. Su portavoz en la CAV, Leopoldo Barreda, manifestó que el presidente del EBB pretende dar «por liquidado» el actual marco político, basado en la Constitución española y el Estatuto de Gernika. A su juicio, ello supondría «dar la razón» a ETA y «pagar un precio político». Barreda afirmó que la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa apuesta «muy mayoritariamente» por el actual marco jurídico-político y que no siente la necesidad de «romper vínculos con el resto de España». -
