BEIRUT
Horas después de que el alto mando israelí anunciara un «alto el fuego» de dos días para «investigar» la matanza de Qana, el Tsahal reanudó sus bombardeos contra Libano.El Ejército israelí se vio obligado sobre la marcha a matizar el alcance de su anuncio llegó na negar su responsabilidad en las explosiones que volvieron a sacudir ayer el aeropuerto de Beirut, hasta que el primer ministro, Ehud Olmert, anunció desde el norte de Israel, castigado por los bombardeos de respuesta de Hizbula- que «no hay alto el fuego ni lo habrá en los próximos días».
Toda una confesión que explica que los otros objetivos atacados ayer incluyeran el paso fronterizo de Masnaa entre Libano e Israel, camiones de suministro alimenticio, y una base naval libanesa en el puertyo de Qasmiyeh atacada por un barco militar israelí.
Poco después, tanto Hizbula como portavoces oficiales del Gobierno libanés anunciaban que un misil de la resistencia libanesa había alcanzado el barco, en el que iban a bordo 53 soldados, extremo negado por el Gobierno israelí.
Igualmente, la aviación israelí se reservó el «derecho» de atacar objetivos de la guerrilla chiíta libanesa. ElTsahal bombardeó con saña objetivos en la localidad de Taibé, «en apoyo de las fuerzas terrestres».
Testimonios relataban violentos combates en este sector, preferentemente en torno al control de la colina de Oueida.
El jefe de operaciones del Estado Mayor israelí, general Gadi Eisenkaut, señaló que el Tsahal se ha dado de plazo hasta el miércoles para crear «una zona de seguridad de 2 kilómetros» en territorio libanés, todavía lejos, por tanto, de sus iniciales anuncios de que iba a desterrar a Hizbula del sur del país.
Sobre las dificultades del Ejército israelí, el general de la Inteligencia militar Yosi Kuperwasser aseguró que «nunca hemos subestimado las capacidades de Hizbula».
Mientras el presidente de EEUU, George W. Bush, esperaba a su secretaria de Estado, Condoleeza Rice, los ministros de Exteriores francés e iraní, Philippe Douste Blazy y Mahuchehr Motaki, llegaron ayer a la capital libanesa.
BEIRUT
En coche o simplemente a pie, decenas de miles de civiles huían ayer del sur del país horas después de la matanza de la localidad de Qana.
La ciudad de Saïda, capital del sur del país, quedó colapsada por el tráfico y los desplazados pedían ayuda a la municipalidad para lograr un lugar de asentamiento.
Miles de vehículos colapsaron los accesos a la ciudad, y muchos de ellos se veían obligados a seguir ruta hacia el norte, con destino a Beirut. Entre Tiro y Saïda, el colapso era total habida cuenta de los periódicos ataques israelíes.
En la carretera a Tiro, una familia de 13 personas originaria de Deir Kanoun, huía a bordo de un microbús. «Llevamos 20 días aterrorizados por las bombas. No sabemos a dónde ir», reconocía el padre.
Otra familia de la localidad de Jibbain este narraba el calvario sufrido durante el último y largo medio mes. «Nos escondimos y no teníamos ni agua ni comida. Hemos decidido finalmente escaparnos», explicaba Hassan Mahmoud Akid, de 65 años.
El flujo de coches en los accesos a Beirut es incesante. Oum Ala, madre de familia, conduce un viejo Mercedes en el que lleva a sus tres niños y a su pequeña hija. Decidieron abandonar Nabatiye, 70 kilómetros al sur de Beirut.
«Pensábamos que la ONU votaría una resolución fuerte condenando la masacre de Qana», asegura. Pero sus esperanzas se desvanecieron. «Si no pueden hacer ni eso, ¿Cómo nos van a defender?», se queja.
En sentido contrario, los civiles que quedan en la localidad de Bint Jbeil, escenario de una fracasada ofensiva terrestre israelí, asistieron ayer alucinados a la llegada de un primer convoy de Cruz Roja.
Durante los feroces combates, en los que la guerrilla de Hizbula resistió heróicamente y forzó la retirada israelí, un puñado de vecinos, la mayoría de ellos de avanzada edad, se refugió en sus casas y ha sobrevivido a base de las pocas legumbres que podían recolectar de sus pequeñas huertas.
Habitada por 40.000 personas antes de la agresión israelí, la ciudad presenta un aspecto fantasmagórico. En muchos de sus barrios no hay ni trazas de las antiguas calles.
La Cruz Roja se lleva a los heridos y el hospital queda vacío. Es hora de llevarse a los ancianos. Uno, sostenido por un niño, increpa a los que tratan de convencerle de que deje la ciudad.
En medio del apocalipsis, una anciana se niega a partir. «Nasrallah (líder de Hizbula) nos conducirá a la victoria», asegura.
Hallan decenas de cadáveres de civiles libaneses
Los cadáveres de una veintena de civiles, muertos por los
bombardeos israelíes de los últimos días, fueron hallados ayer bajo los
escombros de una vivienda de la aldea de Srefa, en el sur de Líbano. El ministro
de Sanidad, Mohamed Jalifeh, advirtió de que puede haber cientos de personas
bajo los escombros en las áreas bombardeadas por la aviación israelí. En la
misma línea, la Cruz Roja anunció el hallazgo de 14 cadáveres, entre ellos el de
un niño, masacrados en su huida de los bombardeos en las carreteras del sur del
país agredido. -
