Aquién no le sorprendería saber que las plataformas tan a la última proceden del calzado veneciano para protegerse del lodo y el agua acumulada en las plazas de la bella ciudad? ¿Qué podríamos decir de las puntas cuadradas si descubrimos que ya las llevaban nuestros padres? ¿Y qué hay de los botines y tacones de finales del siglo XIX, cuyas formas todavía inspiran a los diseñadores?». Este texto que acompaña la presentación de la exposición abierta en el Museo Vasco (Plaza Miguel de Unamuno) resume a la perfección el espíritu de la muestra, que pretende recordar el papel del zapato a lo largo de la historia «como expresión de nuestra idiosincrasia, de nuestro estilo, de nuestra manera de vivir». “El zapato” es una exposición itinerante formada por fondos del Museo del Calzado de Elda que muestra un recorrido sobre la historia del calzado, dando a conocer su evolución con las características de cada época. 115 zapatos componen esta exposición retrospectiva sobre la historia del calzado hasta nuestros días. Una amplia variedad, que se reparte en las dos salas de exposiciones temporales y que se muestra cronológicamente.
Así, una reproducción de la sandalia de la época del rey Cambises de Persia (528 A.C.) convive con un zapato femenino del rococó tardío original (siglo XVIII). Junto a ello, se puede admirar una pequeña selección de zapatos «especiales», tales como una bota fetichista o un zapato “Gernika” realizado para el concurso Lápiz de Oro que celebra el Museo del Calzado de Elda.
Calzado y estatus social
El calzado es tan antiguo como la humanidad. En la exposición se explica que calzarse en la antigüedad no solamente protegía, sino que marcaba un estatus social. Sólo el faraón y los dignatarios podían llevar calzado en Egipto; en Grecia, el ir calzado distinguía a los hombres libres de los esclavos. Durante esta época se desarrollan las formas básicas del calzado: sandalias, zapatos y botas. Las tres formas de calzado más importantes durante la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco fueron popularizadas por tres personajes históricos: desde el siglo XII, todos empezaron a calzar polainas siguiendo el ejemplo del Duque de Anjou para imitar su postura cortés y estilizada. En el siglo XV, Carlos VIII de Francia puso de moda el zapato de punta cuadrada llamado «de morro de vaca» o «pata de oso» (que usaba para ocultar sus pies deformes). Ya en el siglo XVII, se busca una imagen más refinada en el zapato de tacón. Luis XVI lo utilizaba para disimular su corta altura
En los inicios del siglo XIX, el tacón cedía su paso al zapato plano y a los escarpines estrechos. A finales de los años 30 se entroniza el botín, abotonado o con cordones, ganando altura su tacón a medida que pasen los años.
Surgirá también, el cubre zapatos o polaina. A mediados de siglo se crea el modelo que mayor aceptación ha tenido en la historia contemporánea del calzado masculino: el oxford.
La incorporación de las mujeres a la esfera pública y su consiguiente emancipación provocó un cambio en las modas del vestir femeninas durante el siglo XX.
Tras la Primera Guerra Mundial, la tendencia a dificultar la libertad en el caminar de las mujeres irá desapareciendo, buscándose por el contrario la comodidad.
Los 50 dan a conocer el tacón de aguja, símbolo de alta carga sexual. Los años 60 con el movimiento hippie dan rienda suelta a la imaginación sobre mocasines, altas plataformas, zuecos y un renacimiento de la bota. En las dos últimas décadas, la popularización de los grandes diseñadores trajo una diversidad de modelos y estilos, creándose un zapato para cada momento y persona. -
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