El Moma dedica una gran muestra al arte Dadá
·Está formada por pinturas, esculturas, fotografías, grabaciones sonoras y filmes
El Moma de Nueva York celebra el dadaísmo con una extensa exposición compuesta por pinturas, dibujos, esculturas, fotografías, grabaciones sonoras y filmes. Ofrece recorrido por este movimiento, que tuvo como «capitales» a Nueva York, Zurich, París, Hannover, Berlín y Colonia.
NUEVA YORK
La exposición, que se podrá ver en el Museo de Arte Moderno (Moma) hasta el 11 de setiembre, está organizada alrededor de estas seis ciudades, en las que el Dadá emergió como respuesta al ra- cionalismo y a las atrocidades de la Primera Guerra Mundial. Los dadaístas revolucionaron el lenguaje artístico de la época al experimentar con la abstracción, el azar, el humor, la ironía, el readymade, el collage, el fotomontaje, el performance, los afiches y las revistas. En esto fueron pioneros Marcel Duchamp, Man Ray, Francis Picabia, Hans Arp, Max Ernst, Kurt Schwitters, Tristan Tzara, George Grosz y Raoul Hausmann, representados en esta exposición junto a otros 40 artistas. En un gesto propiamente dadaísta, la comisaria de la muestra, Anne Umland, propone al espectador dos posibilidades de entrada a la galería: por la puerta izquierda o ‘‘vía Nueva York’’ y por la puerta derecha o ‘‘vía Zurich’’. Según Umland, estas dos opciones «reflejan el doble punto de origen del Dadá», ya que el movimiento surgió simultánea e independientemente en Nueva York y en Zurich, ciudades que brindaron un refugio seguro a los artistas exiliados. Entrando por el Dadá neoyorquino, el visitante se encuentra con varios readymades, objetos manufacturados que, al ser colocados en una galería, pasan a ser objetos de arte. Pertenecen a Duchamp. Estas obras radicales cambiaron la tradicional definición del arte, y la muestra incluye una de las más conocidas, ‘‘Fountain’’, un urinario elevado al estatus de escultura. En París, el Dadá emergió con un lenguaje violento que se manifestó en performances y en la fascinación por el espectáculo. En Zurich, los dadaístas se congregaron inicialmente en el club Cabaret Voltaire, pero tras su cierre Tristan Tzara asumió las riendas del movimiento, acuñando, junto a otros artistas, la palabra Dadá. Fue en Zurich donde el dadaísmo quedó estampado en un manifiesto que establecía que el grupo estaba, «en principio, en contra de los principios».
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