El verano camina poco a poco hacia su final, no sin antes dejar para el recuerdo imágenes y situaciones que no pueden olvidarse ni dejarse pasar sin una reflexión. Y sin una conclusión: en el placer, igual que en el deber, las mujeres acaban siempre perdiendo.

Lo dicen las estadísticas que estos días nos llegan en relación a la Conferencia Internacional sobre el Sida que se celebra en Toronto. La enfer- medad se feminiza, y tanto en los países del denominado tercer mundo como en los supuestamente desarrollados, son las mujeres las que más fácilmente pueden ser contagiadas, las que se encuentran más desprotegidas, las que una vez adquirida la enfermedad tienen menos posibilidades para hacerle frente.

Y es que, ya lo dice la sabiduría popular, los problemas nunca vienen solos o, lo que viene a ser lo mismo, a perro flaco todo son pulgas. Porque el sida, como todas las enfermedades que tienen una estrecha relación con la po- breza y la marginación, arrasa en los países y en los sectores de población más desfavorecidos. Ahí, y sólo ahí, es donde cabe, en relación al sida, hablar de sectores de riesgo, sectores que, en su mayoría, tienen, como la pobreza, rostro de mujer.

Pero si en el deber y en la guerra, las mujeres tienen todas las de perder, no digamos nada del placer. Resulta que en la época del año en que se impone el relajo y la huida de rutinas, problemas y stress, cuando en todos los puntos de nuestra geografía se declaran oficialmente jornadas para la diversión por decreto, la desaparición de tabúes y el olvido de los problemas de la cotidianeidad, las mujeres vuelven a perder. Miren a la dura batalla que se está teniendo que librar sólo para que se respete el derecho de las mujeres a participar en igualdad en fiestas como los alardes; miren a la desgraciada rutina de las violaciones amparadas en la multitud y el alcohol que año tras año se dan en fiestas como los Sanfermines o en Baiona...

El verano, las vacaciones, las fiestas... ¿cuándo dejarán de ser espacios para tirar por la borda valores y derechos que tanto trabajo cuesta conquistar el resto del año? Algunos se empeñan en confundir deshinibición con desfase, decir no con mojigatería y falta de normas con impunidad. Y no es lo mismo. -