Mínima reforma en el reparto de poder en el FMI
El FMI ha puesto en marcha una reforma del reparto de poder entre sus miembros para ajustarse al peso económico de cada país, modificación a la que India y Latinoamérica han mostrado su rechazo. Lo que no cambia es el control de EEUU, Europa y Japón sobre las políticas del Fondo.
SINGAPUR
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, prometió «tender la mano a todos los miembros del organismo para lograr su reforma», después de que ésta disgustara a varios de países, que votaron en su contra en la reunión de la semana pasada celebrada por el Fondo en Singapur. El proyecto de redistribución del poder en el seno del FMI recibió el 90,6% del voto de sus 184 miembros.Rato dijo estar «encantado con el voto abrumador» a favor. No obstante, en su discurso de cierre de la Asamblea Anual de la institución, quiso incorporar al proceso de reforma a los que se opusieron «para que la segunda fase de la reforma de las cuotas y del voto tenga éxito muy pronto». India, Brasil, Argentina y Egipto lideraron la oposición al proyecto, por considerar que los términos en lo que está planteado pueden preservar o incluso aumentar el dominio de los estados ricos. El voto sobre la propuesta fue secreto, pero el ministro de Finanzas indio, Palaniappan Chidambaram, indicó que 24 países lo rechazaron, entre ellos la mayoría de los sudamericanos, así como algunos de Oriente Medio y el Sur de Asia. La primera fase del proyecto consistió en una subida pequeña de las cuotas, y por ende del voto, de México, Corea del Sur, China y Turquía. La segunda fase es la más difícil, pues contempla la revisión de la fórmula que reparte el poder entre los países miembros. Los países que se oponen dudan incluso de que se modifique el actual reparto de poder, en el que el FMI está dominado por EEUU, Europa y Japón. Según están planteados los parámetros que integrarán la nueva ecuación, los más beneficiados serán Japón, sus vecinos asiáticos y el propio EEUU, aunque Washington ha dicho que renunciará a cualquier aumento del voto por encima del 17,08% del que dispone actualmente, un porcentaje que ya le es suficiente para contar con poder de veto para ciertas decisiones. Tras EEUU el país con mayor poder es Japón, con un 6,2%, seguido de Alemania, el Estado frances y Gran Bretaña. En conjunto, la UE tiene alrededor de una tercera parte del voto. El FMI nació en 1945 con el objetivo de «fomentar la estabilidad económica y financiera, evitar las crisis y ayudar a los países con dificultades». Desde su fundación, ha estado enfocado a satisfacer las necesidades de EEUU, Europa y Japón. Por su parte, el Banco Mundial, que también ha celebrado su asamblea anual tiene la supuesta misión de prestar dinero a países pobres, eso sí, acompañados siempre de «consejos» sobre cómo gestionar sus economías en la línea de liberalizarlas y reducir los gastos públicos y la protección social. Rato espera que para la próxima Asamblea Anual, en setiembre del año que viene, haya ya sobre la mesa una propuesta específica de la futura fórmula de reparto de voto. Felisa Miceli, ministra argentina de Economía, rechazó los factores que entrarán en la nueva fórmula de distribución del voto. «Es posible que unos países en desarrollo cedan su posición en favor de otros países en desarrollo», dijo. La resolución aprobada en la asamblea afirma que se debe elevar el peso del Producto Interior Bruto, estimado en base al tipo de cambio, al tiempo que declara que es «importante» el grado de apertura de la economía.
Fórmulas Sin embargo, el G-24 recalcó que en la fórmula se debería usar el PIB medido como paridad de poder de compra, que elimina las distorsiones de las diferencias de precios y beneficia a los estados en desarrollo frente a las industrializadas.
Guido Mantega, ministro de Economía de Brasil, añadió que también se debería tener en cuenta el nivel de reservas de divisas, como una medida de la vulnerabilidad del país frente a crisis financieras. «La aprobación de la resolución con algunos países en contra supone una reducción de la representatividad del Fondo», dijo el ministro brasileño. Los países que se opusieron a la votación afirmaron que «podemos haber perdido en la votación pero no hemos perdido nuestros argumentos». Por su parte, los países más ricos, agrupados en el G-7, (EEUU, Alemania, Estado francés, Gran Bretaña, Italia, Japón y Canadá), pidieron a todos los miembros del FMI que apoyen la reforma, pues «adecuará el voto a las posiciones relativas en la economía mundial». Los beneficiados son México, que pasará de tener un 1,196% del voto al 1,431%; Corea del Sur, de un 0,76% al 1,329%; China, del 2,93% al 3,65%, y Turquía del 0,453% al 0,548%. De esta forma, México se convertirá en el país latinoamericano más influyente en el FMI, tras superar a Brasil, que ahora cuenta con el 1,41%. Un efecto derivado del cálculo para establecer la actual representación, donde pesa especialmente el comercio exterior, es que pequeños estados europeos con las fronteras muy abiertas están representadas de forma excesiva. Así, Bélgica posee más voto que India, y Suiza, más que cualquier país latinoamericano.
Argentina se queja en la ONU Ejemplo del descontento de este continente es el que llevó el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, a la Asamblea General de la ONU, donde pidió una reforma del FMI y el BM. «El mundo ha cambiado, pero estos organismos no. Aún así, insisten en poner en peligro los avances (de los países) con su intervención equivocada», dijo el mandatario argentino. Por eso, pidió una reforma que apoye el progreso de los estados de menores recursos.
Ese mismo día, “The Wall Street Journal” le había dedicado un duro editorial, en el que acusó al presidente argentino de ser «contrario al mercado», por haber hablado mal de los inversores y las ganancias, haber levantado nuevas empresas estatales y haber impuesto controles de precios para frenar la inflación.Avances sin oír los consejos del Fondo
Frente a las recomendaciones del FMI para que eleve las tasas de interés y reduzca el gasto público, el presidente argentino Néstor Kirchner relató ante la ONU los avances económicos que «hemos obtenido desoyendo, cuando no contradiciendo, sus recomendaciones. La aportación de los organismos financieros internacionales al desarrollo de los países menos adelantados no ha tenido éxito. En muchos casos han actuado en sentido contrario, obstaculizando el desarrollo», añadió. -
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