LA PAZ
Los violentos enfrentamientos entre dos grupos de mineros en Bolivia causaron ayer otros diez muertos, lo que elevó a 21 el total desde que comenzaron los incidentes el pasado jueves. Acerca de los heridos, se calcula que pueden ser ya 200.El Defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, informó de que ésa es la cifra de fallecidos en la mina de Huanuni, situada en el departamento andino de Oruro, donde los mineros del sector estatal y del privado (cooperativistas) se enfrentan a tiros y con dinamita por el control de un yacimiento de estaño.
Las hostilidades comenzaron el jueves al acabar una asamblea de centenares de mineros de cooperativas de la región que decidieron ocupar por la fuerza esa mina en el cerro Posokoni, controlada por trabajadores del ente público Corporación Minera de Bolivia (Comibol). Huanuni, situada a 288 kilómetros al sudoeste de La Paz, es el yacimiento de estaño más grande de Bolivia, con reservas calculadas en cerca de un millón de toneladas.
En los enfrentamientos, uno de los grupos lanzó neumáticos cargados de dinamita y sustancias que elevan su potencia desde las alturas del cerro Posokoni, donde se encuentra la mina, a las faldas del lugar, contra el bando rival. El Gobierno ha enviado a 700 policías, con orden de no abrir fuego, para intentar controlar la situación.
El origen del conflicto
Las bases del conflicto se instalaron hace más de 20 años con las medidas de ajuste estructural impuestas por el Gobierno de entonces, por el cual se debilitó la actividad de las empresas estatales, como la Comibol, en favor del sector privado, según recuerda la agencia Alai-amlatina. El costo social fue muy intenso y se calcula que más de 30.000 trabajadores mineros y metalúrgicos fueron expulsados de sus centros de trabajo. Al quedar Comibol reducida a su mínima expresión surgió la minería cooperativa y la «minería chica».
Desde entonces el conflicto se ha mantenido latente. Los sucesivos gobiernos dieron su prioridad a las inversiones extranjeras en los yacimientos. Mientras tanto los cooperativistas y los asalariados de la desfalleciente Comibol en Huanuni y otras áreas mineras adyacentes, continuaron trabajando en condiciones técnicas y de seguridad deplorables.Pero, desde 2003, el incremento de precios de los minerales generó diferencias y enfrentó los intereses por acceder al control de algunas minas. Los cooperativistas demandaron que les fueran entregadas varias concesiones y no dudaron en tomarlas por la fuerza.
Durante la campaña electoral, tanto asalariados como cooperativistas respaldaron la candidatura del MAS, el partido en el Gobierno. Los cooperativistas tuvieron un papel más relevante, al punto que uno de sus dirigentes fue designado como ministro de Minería, posición que les sirvió para profundizar sus demandas.