El monstruo del río Han
Las expectativas puestas en la gran esperanza coreana se han visto superadas con creces, por si alguien dudaba todavía de que Bong Joon-ho está ya, por derecho propio, entre los grandes cineastas de todos los tiempos. “The Host” hace palidecer a las monster movies norteamericanas y japonesas con la amenaza nuclear como telón de fondo y, para encontrar algún parangón dentro del género, nos tendríamos que remontar hasta el primitivo “King Kong”. Ahora más que nunca hay que recordar que fue el Zinemaldi donostiarra, ante la miopía general, quien descubrió internacionalmente el primer y segundo largometrajes de Bong Joon-ho, consagrado ya con este tercero. “The Host” es la película que mejor ilustra las paranoias del mundo actual, y lo hace a partir de una premisa genérica obligada, como es un vertido tóxico de un laboratorio norteamericano en un país extranjero, algo que ocurrió realmente en Corea hace dos décadas, cuando en el río Han, que atraviesa la capital, Seúl, se encontraron especies desconocidas de peces mutantes. La crítica política contenida en la película habla de esa injerencia de la mayor potencia occidental, pero también de la ineptitud del mediatizado gobierno local. Frente a las monstruosas administraciones que convierten al ciudadano en un insecto o gusano que ha de ser pisoteado, se erige el ejemplo heroico de una familia disfuncional que, pese a sus diferencias, no dudará en dar su vida en la lucha contra el enemigo común. Las escenas de masas tienen lo nunca visto, que es vida interior, gracias a un aliento poético único, inspirado, según palabras del genial Bong Joon-ho, en los encierros de los sanfermines, sustituyendo el toro por esa gigantesca criatura anfibia, resultado de una horrible mutación. Siento no poder destripar más el argumento de la película, pero estamos ante una obra maestra inigualable que ningún espectador con un mínimo de sensibilidad cinematográfica debe perderse. -
Mikel INSAUSTI
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