Para exquisitos
El entusiasmo incansable de los programadores del club ha hecho por fin realidad la presencia en Euskadi de la contrabajista Giulia Valle, al frente de su impresionante quinteto. La propuesta de esta perfeccionista música «cataliana», nacida en San Remo pero educada en Barcelona, nos recuerda por su rotunda creatividad e inusual formación (un quinteto liderado por un bajista con dos vientos al frente) al Mingus tardío, el de “Changes”. La líder de este quinteto no sólo compone un exquisito jazz contemporáneo y lo ejecuta con una poderosa energía, como Mingus, sino que aporta todo un acerbo propio de sensaciones y vivencias plasmado en temas de complejo desarrollo armónico pero acabado perfil melódico. (Temas, todos los escuchados, que pronto formarán parte de su segundo álbum). Su disciplinada banda de «all stars» funcionó a la perfección. Los dos tenores, Serra y Villar, compartiendo atril y partituras, devinieron, con su atractivo sonido, siameses letales para nuestra sensibilidad. Cuando no tocaban en sintonía, se convertían en contrapunto melódico. Tras estos dos colosos, Giulia aparecía en contadas ocasiones para hacer gala de una digitación apabullante y un tremendo sentido del swing. Sirvent, por su parte, brilló en el especial arreglo de Paul Hindemith o en temas como “La danza imprevista”: partiendo de fragmentos minimalistas, casi monkianos, llegó a desarrollar solos coherentes, muy representativos de su original pianismo. En cuanto a Xirgú, fue, como siempre, la seguridad y la sutileza personificadas. Con estos elementos y unas composiciones ricas, exigentes y meticulosamente resueltas (“Carrer Sant Martí” sería el mejor ejemplo), el resultado sólo podía ser un concierto extraordinario, especialmente apto para paladares exquisitos. -
Javier ASPIAZU
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