Los alcaldes de Hondarribia e Irun dicen que apoyar el alarde mixto sería peor
Los alcaldes de Hondarribia e Irun, Borja Jauregi (PNV) y José Antonio Santano (PSE), respectivamente, comparecieron ayer en el Parlamento de Gasteiz para defender su actuación ante la problemática de los alardes, negar que se trate un caso de discriminación, y evidenciar que lo que más les preocupa es mantener la convivencia en sus municipios. Ambos rechazaron, como les pidieron sus propios partidos, impulsar y dar cobertura al desfile mixto.
GASTEIZ
Tras dos horas de comparecencia parlamentaria en la Comisión de Mujer y Juventud, el alcalde de Hondarribia, Borja Jauregi, abandonada la sala de comisiones y, en el pasillo, preguntaba a su homólogo de Irun, José Antonio Santano que le había seguido desde otro salón contiguo, qué tal había defendido la postura de su Ayuntamiento ante la problemática de los alardes. Este le contestaba «bien, bien», mientras le tomaba el relevo para argumentar las mismas tesis sobre la postura de su Consistorio. Ambos comparecieron ayer, a solicitud del grupo parlamentario de Ezker Abertzalea, para que dieran cuenta de los motivos de la «privatización» de los alardes de sus respectivas ciudades, de la actuación municipal respecto a la Ley de Igualdad aprobada el año pasado y de los pasos que van a dar de cara a solucionar esta problemática. Y en ambos casos, coincidieron en que estamos ante una cuestión de convivencia, y no de discriminación por razón de sexo. Eso, y que poco más pueden hacer, porque de impulsar desde la Alcaldía el desfile mixto, ni hablar. «Eso quizá podría crear un problema mayor de convivencia», dijo Jauregi. La comparecencia de los dos alcaldes evidenció que las visiones de ambos y de quienes cuestionan la autorización del alarde tradicional que excluye la participación total de las mujeres, siguen muy divergentes. Mientras para los primeros quedó patente que su principal interés es la «paz social» y la convivencia entre sus ciudadanos, para los segundos se trata ante todo de un quebranto de derechos que vulnera la igualdad de la mujer a participar. El propio primer edil de Irun llegó a mantener que ahora después de que este año no se hayan registrado incidentes entre ambos alardes «las cosas están bien como están» en cuanto al papel que debe jugar su Ayuntamiento.
A favor y en contra La
argumentación de ambos mandatarios fue clara: existe un problema grave, enquistado en la sociedad de ambos municipios, pero los posicionamientos judiciales han sentenciado que los alardes tradicionales no incurren en ninguna ilegalidad y que no son discriminatorios. Es por ello que defienden la coexistencia de ambos, el tradicional y el mixto, como mejor solución. «Buscamos un escenario donde las dos opciones no se enfrenten», aseveró Santano. «Privaticé el Alarde porque era la única manera de garantizar la paz social», dijo Jauregi.Desde las filas de Ezker Abertzalea y Aralar, sus parlamentarias Maite Aranburu y Aintzane Ezenarro se mostraron muy críticas con esas posturas, recordaron en el caso de Hondarribia los insultos y amenazas entre los que desfiló el Alarde mixto de este año, y les acusaron de mirar hacia otro lado, de lavarse las manos. Ambas formaciones insistieron en que estamos ante un problema de discriminación por razón de sexo y que los ayuntamientos se lo quitaron de encima autorizando en su día la privatización de los alardes tradicionales. Respecto a EA, su representante Onintza Lasa se mostró menos contundente, pero defendió que los ayuntamientos deben jugar un papel más activo en la solución del problema y cuestionó la «resignación» que dieron a entender los dos alcaldes. Mientras, Arantza Quiroga, del PP, respaldó de manera clara la gestión de ambos alcaldes. Por su parte, PNV y PSE, a cuyas formaciones pertenecen ambos alcaldes, mostraron un tono moderado, sin increpar a los comparecientes, aunque pidieron más esfuerzo a sus ediles. En el caso de Esozi Leturiondo, del PSE, fue clara al manifestar que «se da un problema grave de exclusión y de quebranto de la Ley de Igualdad», solicitando, sobre todo a su alcalde, José Antonio Santano, que «ejerza un liderazgo claro para desactivar la agresividad hacia el Alarde mixto» y recupere los cauces de diálogo con este último. Mientras, Joseba Egibar, del PNV, tampoco se mostró especialmente crítico con ambos representantes municipales, aunque coincidió con ellos en que «las dos concepciones del alarde deben convivir». En cualquier caso, les recriminó que los ayuntamientos «hayan desaparecido de la primera escena de la toma de decisiones». Más en concreto, les emplazó a que impulsen, que no organicen, de manera pública la promoción del alarde mixto. «El Ayuntamiento puede jugar un papel más activo para dar cobertura al alarde mixto», resumió.
No potenciar ningún alarde
Un envite que ni siquiera su propio compañero de partido, el alcalde de Hondarribia, Borja Jauregi, aceptó. Lo mismo que argumentó que eso podría ir en detrimento de la concordia entre sus conciudadanos, el primer mandatario de Irun respondió en la misma línea que «no hay que potenciar ninguno de los alardes, porque sería un error para la convivencia».En lo único en lo que los dos primeros ediles divergieron fue en la visión a futuro de la solución del problema. Borja Jauregi reconoció que «en doce años el conflicto no se ha movido un ápice» y que está «enormemente enquistado», sin que ninguna de las dos partes, dijo, «quiera sentarse a ceder en algo». José Antonio Santano, por su parte, afirmó ser «optimista» y dijo haber «conseguido una manera de canalizar el problema». Respecto a nuevos pasos que desde sus respectivos ayuntamientos se vayan a dar, ninguno supo traducirlo en medidas efectivas. «No sé qué se va a hacer en el futuro», respondió el alcalde de Hondarribia. Lo que quedó patente fue que las posturas siguen donde estaban. La única novedad es que el próximo 10 de enero se conocerá la resolución del Tribunal Supremo español sobre el recurso a la sentencia que negó en su día que se incurriera en ilegalidad alguna al autorizarse el alarde tradicional. Borja Jauregi señaló que si esta vez el fallo dice lo contrario y se declara ilegal, «no autorizaré el Alarde tradicional, pero con eso no se resolverá el problema de convivencia».
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