Juicio por la muerte de Ofelia Hernandez
Su hija de 4 años avisó que la había matado su padre
·«Ofelia estaba segura de que podría matarla», declara una amiga de la fallecida
Una niña de 4 años, hija de la inmigrante de origen guatemalteco Ofelia Hernández, cuya muerte se juzga en la Audiencia Provincial de Bizkaia, fue la que avisó a la Ertzaintza de que su padre había matado a su madre, según el testimonio de los agentes en la sesión de ayer.
BILBO
Los hechos se registraron el 15 de enero de 2005 en el domicilio de la mujer, en Durango, donde la pequeña y su hermano, de 11 años, se encontraban cuando se cometió el crimen. La niña comunicó también a los agentes que en una de las camas del dormitorio de la casa solía dormir su padre, Felipe Ardanza, pero, según relató el ertzaina que prestó testimonio, últimamente «no le dejaban ir porque se portaba mal», según les había contado la niña. Los testimonios se registraron ayer en la sección sexta de la Audiencia Provincial de Bizkaia, donde se sigue el juicio contra Felipe Ardanza por el asesinato de su ex compañera, Ofelia Hernández. El acusado aseguró anteayer, en la primera jornada, que no sabe por qué la mató, ni reconoce haber empleado «excesiva fuerza», pese a que el cuchillo con el que se cometió el crimen estaba totalmente doblado y a que el presunto autor de la muerte se dislocara la muñeca. El hermano de la niña, que tenía 11 años cuando ocurrieron los hechos y era fruto de una relación anterior de Ofelia, dijo a la Policía que Felipe Ardanza ya traía un cuchillo cuando llegó a la casa en la que se cometió el crimen y que, allí mismo, cogió otro de un armario situado en la entrada de la vivienda. Los dos niños, que se encontraban muy nerviosos tras el crimen, pidieron auxilio a los agentes desde la ventana de la vivienda. Una amiga de la víctima, Alejandra G., declaró ayer que la mujer asesinada «quería a Felipe», pero «le tenía miedo porque cambiaba constantemente de actitud».
«No parecía borracho»
Alejandra, que dio una fiesta de cumpleaños a la que asistieron tanto Ofelia Hernández como su marido, aunque por separado, el día de la agresión mortal, explicó que Felipe y Ofelia mantuvieron una discusión y él le dijo a ella: «Tu ya sabes que cuando me pongo soy muy peligroso». A diferencia de lo que sostuvo anteayer el acusado, la amiga de la víctima y su marido, que también declaró, aseguraron ayer que Felipe Ardanza no parecía borracho o drogado en la fiesta y que sólo cuando regresó a la misma, tras comprar tabaco, parecía nervioso. Sandra Milena Sainz, amiga íntima de Ofelia Hernández, aseguró durante la sesión de la tarde que la víctima le había contado que su agresor la maltrataba desde poco después de dar a luz a su hija y que «le tenía muchísimo miedo y estaba segura de que podía llevar a cabo sus amenazas» y matarla. Sandra Milena Sainz destacó que su amiga había denunciado en dos ocasiones a su agresor, el cual tenía una orden de alejamiento. También dijo que no presentó contra él nuevas demandas porque Ofelia, de origen guatemalteco, «decía que igual si le denunciaba él iba a salir con una multa», como había ocurrido con anterioridad. Visiblemente emocionada por el recuerdo de su amiga, también relató que presenció «muchas veces» cómo Ofelia era amenazada de muerte por el padre de su hija, y que «la menospreciaba y la insultaba en público».
Cuatro de doce mujeres muertas por agresión eran inmigrantes
IRUÑEA Cuatro de las doce mujeres muertas por agresión en los últimos cinco años en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa eran inmigrantes, entre ellas, la joven de origen guatemalteco Ofelia Hernández, cuyo caso se juzga ahora en Bilbo. De estas cuatro inmigrantes muertas, dos tenían órdenes de alejamiento para los hombres que acabaron con sus vidas, la propia Ofelia Hernández y la senegalesa afincada en Bilbo Endurance Okotie, quien murió embarazada de ocho meses. Así se desprende de los datos sobre estas muertes aportados por la Ertzaintza y la Asociación Clara Campoamor, y difundidos por la Red Feminista contra la Violencia de Género. Según la información de la Ertzaintza, en estos tres territorios hubo una víctima de la violencia sexista en 2002; cero en 2003; cinco en 2004 (Clara Campoamor eleva a ocho las mujeres muertas en este año); tres en 2005; y otras tres en 2006. La edad media de las víctimas adultas era de 34 años, según las mismas fuentes.
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