Antxon Lafont: «La metástasis alcanzará al CES»
El presidente del Consejo Económico y Social Vasco (CES), Antxon Lafont, destacó ayer las dificultades de continuidad del organismo ante «el uso excesivo del veto» para frenar su actividad. En los dos últimos años catorce informes no han visto la luz, y cada uno tiene un coste de 70.000 euros.
BILBO
La actividad del CES Vasco en los dos últimos años ha quedado muy reducida por la fuerte división existente entre el grupo empresarial, representado por Confebask, y las centrales sindicales. La memoria de 2005 constata ese parón, ya que de cuatro solicitudes de dictamen «sólo tres pudieron ser tratadas; la cuarta llegó a finales de diciembre por lo que se debatió en 2006». De las tres, sólo una se dictaminó.Antxon Lafont, su presidente, constató esa parálisis. «El funcionamiento se ve afectado por las interpretaciones diversas de la legislación y el reglamento que contempla la actividad y restan energía a su labor. Sólo el convencimiento de su utilidad por parte de la sociedad política como por los representantes designados por la sociedad civil podrá corregir por ley disfuncionamientos que provocan ahora una situación de crisis endémica». Lafont reconoció que habrá «muchas dificultades para que pueda seguir funcionando» y adelantó que «esta crisis» de los organismos sociolaborales y económicos «está entrando en una fase de metástasis». No quiso dejar a nadie fuera de «este grave problema», pero sí que reconoció que los empresarios representados por Confebask y «en algunas ocasiones algún sindicato, están bloqueando la actividad del CES». Reclamó a todas las partes, incluida al Gobierno de Lakua, que «reconsideren sus posturas y realicen una lectura más abierta del artículo 10, que es el que está propiciando ese veto. Lo lógico es que los dictámenes se aprueben por una mayoría y cada cual pueda adjuntar su posición crítica o no con la resolución, porque sacar por unanimidad los informes se está convirtiendo en una tarea muy difícil por ese bloqueo de Confebask, sobre todo, porque reconoce que tienen ya una interlocución abierta con el Gobierno vasco y los grupos políticos del Parlamento. No vale». El presidente del CES, que no percibe salario por su cargo, indicó que si se continúa por esa vía se hace «un mal uso del dinero público, porque cada uno de los informes que se preparan tienen un coste de 70.000 euros que, si no hay unanimidad, van a la papelera».
1.200 puntos de conexión y sólo cuatro desavenencias
J. BASTERRA BILBO
Lafont utilizó un lenguaje ambiguo para llamar la atención, salvo cuando informó con claridad con ejemplos que han propiciado ese parón. En dos años, no han salido catorce dictámenes, porque no se ha llegado a un acuerdo sobre todo relativos a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, seguridad y salud laboral y su potenciación en las empresas vascas, a través de técnicos de Osalan, entre otros. Uno sobre «competitividad e innovación» logró, según destacó el presidente del CES Vasco, «1.200 líneas de consenso y, sin embargo, cuatro no. Fue objeto de veto. Les envié a los grupos una carta para que retomaran el diálogo y salvaran las diferencias tan cortas, pero no han contestado». Lafont espera que, tras el próximo verano, una vez que se produzcan las elecciones, los políticos puedan retomar la reforma del reglamento del organismo socioeconómico que le permita ser dinámico. «No pienso ser un presidente florero», dijo. Confebask rechazó ayer que «haya utilizado de forma excesiva el veto».
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