Transcurridos casi dos años desde que Batasuna presentara la oferta para la resolución democrática del conflicto conocida como “Orain Herria Orain Bakea” nos encontramos en la necesidad de dar un impulso y respaldo a este proceso. Aquella oferta que muchos no dudaron en calificar de histórica, y a la que los ciudadanos y ciudadanas de izquierdas y abertzales abrazamos con entusiasmo pero a la vez con cautela, supuso abrir las puertas a la esperanza de una solución democrática al conflicto político y armado.

Entusiasmo al ser conocedores de la seriedad, rigor y compromiso que la izquierda abertzale ha demostrado históricamente en el ansia de conseguir un nuevo escenario democrático en el que los derechos colectivos de nuestro pueblo sean reconocidos y aceptados por los estados español y francés. Cautela al saber del proceder de los dos estados a los que hemos de «arrancar» ese nuevo marco democrático al que no quieren transitar.

Es por ello que tras dos años desde que se presentó la oferta en Anoeta basada en respeto al derecho de autodeterminación y al reconocimiento de la territorialidad del pueblo vasco, y ocho meses después de que la organización armada ETA pusiera en marcha el alto el fuego permanente la situación actual dista de ser asumible y entendible. No se entiende que transcurrido este tiempo, tanto el Estado español como también el francés no hayan dado un solo paso en la dirección correcta, ni hayan impedido actuaciones que estén abocando el proceso de resolución del conflicto a un callejón sin salida. Tanto el Gobierno del señor Zapatero como el del señor Chirac están tratando este tema con una gran irresponsabilidad.

Este no es el camino, señor Zapatero. No valen excusas ni aludir a la presión del PP ni a la supuesta independencia del poder judicial para no tomar decisiones que resulten definitivas en el buen devenir del proceso. Una oportunidad así, en la que la mayoría de la sociedad vasca se muestra favorable al diálogo y a la negociación, cuando recientemente el Parlamento Europeo adoptó y aprobó una resolución de apoyo al proceso a la medida del PSOE y cuando destacadas personalidades del ámbito internacional implicadas en resoluciones de conflictos respaldan el mismo, no hay excusas para no avanzar. El señor Zapatero aparenta una supuesta debilidad para demandar ante la opinión pública a la izquierda abertzale, una y otra vez, pasos que le interesan y no le supongan ningún coste, a la vez que se escuda en argumentos del tipo de la poca ayuda que recibe para no avanzar. El PSOE no va a engañar a este pueblo. No le vamos a dejar, aun sabiendo que cuenta con aliados dispuestos a ello.

¿Cómo es posible que ante un momento histórico así, ante una oportunidad así, una de las partes que participan en la resolución del conflicto se vea constantemente acosada y reprimida? En las últimas semanas hemos visto más de lo mismo, registros de las Herriko Taberna, miembros de la mesa nacional acudiendo a la Audiencia Nacional, condena injusta, desmedida y vengativa sentencia contra Iñaki de Juana... medidas y deci- siones arriesgadas que ponen en tela de juicio una vez más la voluntad del señor Zapatero de llevar a buen puerto el proceso. Recetas del pasado que no conducen a nada, si no es a satisfacer la presión que la ultraderecha franquista y rancia del PP le ejerce.

El señor Zapatero es conocedor de cuál es la receta para la solución: autodeterminación y territorialidad, los dos nudos que los gobiernos de Madrid y París deben respetar. Respeto al derecho a decidir de los ciudadanos y las ciudadanas del conjunto de Euskal Herria.

El momento actual necesita coraje y valentía por parte del Gobierno del PSOE, ese que hasta el momento no ha demostrado, más bien al contrario, rehén de innumerables excusas. Ese es el camino y cuanto más se obstine en no reconocerlo, más bazas estará proporcionando a los sectores que diariamente intentan sabotear el proceso.

Mientras tanto, somos los ciudadanos de este pueblo comprometidos con el proceso quienes tenemos que hacer virar el barco en la dirección del respeto a la decisión popular y al reconocimiento de la territorialidad. Dirigir la nave en esta dirección nos llevará a ver la luz del faro de la resolución.

La izquierda abertzale se debe a su pueblo y éste nos exige rigor, seriedad, compromiso y lealtad. Adoptamos un compromiso firme con la consecución de un nuevo marco democrático para Euskal Herria que garantice los derechos democráticos para nuestro pueblo, y mañana tenemos otra oportunidad de demostrar a ambos estados la determinación y firmeza para la consecución de tal fin. -