COLOMBO
El Gobierno de Sri Lanka recibió ayer una oleada de críticas internacionales por la muerte de al menos 23 civiles en un ataque de su Ejército, que «se disculpó». La matanza se produjo el miércoles cuando el Ejército lanzó un ataque de mortero contra un campo de desplazados en la ciudad oriental de Vaharai, un área controlada por la organización Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
Los tamiles afirmaron que fallecieron 45 personas, mientras que, según dijo ayer la portavoz de los observadores de la tregua, la noruega Hellen Ollafsdottir, los enviados que acudieron a hospitales de la zona contabilizaron 23 muertos y 125 heridos.
El Ejército ceilandés justificó su ataque diciendo que respondieron a un ataque tamil desde el campo de refugiados.
Amnistía Internacional (AI) afirmó que «resulta horroroso que los militares atacaran un campo de desplazados», y que «es especialmente triste y chocante ver una ofensiva a gran escala sobre civiles apenas días después del anuncio gubernamental de una comisión de investigación sobre abusos de los DDHH».
Entretanto, 18 miembros de la Marina ceilandesa están desaparecidos después de que su nave fuera destruida ayer en un enfrentamiento naval con la guerrilla tamil. La guerrilla confirmó el combate y la destrucción del barco militar. La Marina dijo que la nave destruida escoltaba un buque civil con 300 personas, aunque en una versión anterior afirmó que se trataba de un petrolero.