Palacio de Insausti, Instituto de Estudios del siglo XVIII
El palacio Insausti, de Azkoitia, que en su día fue templo de la Ilustración en el país y cuna de la Sociedad Bascongada, vuelve a conectar con su trayectoria histórica y albergará un Instituto de Estudios del siglo XVIII y, en el futuro, un centro de Interpretación de la Ilustración.
AZKOITIA
El palacio de Insausti de Azkoitia volvió a reencontrarse ayer con sus orígenes, reinaugurándose como Instituto de Estudios del siglo XVIII en un acto que contó con la presencia de las máximas autoridades, incluida la del lehendakari Ibarretxe, y revivió en cierta manera el ambiente de la época gracias a la actuación de del Coro de la Capilla Peñaflorida, que interpretó entre otras piezas algunas del propio Munibe, que nació precisamente en el palacio en 1729. Su propia rehabilitación ha sido ejecutada respetando el gusto de la época:con estucos en los techos, antiguas puertas de madera y escaleras con farola, aunque combinando esta decoración con una modernísima iluminación.El director de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Fernando Salazar, comenzó su intervención reconstruyendo la escena inaugural de la sociedad. «Fue el 24 de diciembre de 1764. Bajo estos mismos muros se reunió un grupo de amigos, jóvenes inquietos preocupados por la situación de retraso que vivía el país y se propusieron dinamizar la cultura, la enseñanza y la investigación; en definitiva querían mejorar la sociedad vasca. Fue en esa reunión cuando esbozaron los estatutos de la Real Sociedad Bascongada, tomando como emblema tres manos unidas bajo el enunciado de ‘Iruak bat’», dijo. Xabier María de Munibe había estudiado en los jesuitas de Toulouse y, al igual que sus compañeros, conocía la obra de Leibniz, Moret y otros que se preocupaban de investigar en el campo de las ciencias experimentales. Según recordó Fernando Salazar, el palacio fue transformado en un palacete de gusto francés, «siguiendo paso a paso el discurso sobre la comodidad de las casas». En 1790, Carlos III tomó bajo su protección a esta institución que sirvió de modelo a otras muchas sociedades que se crearon en la época. «Estamos, por lo tanto, en el templo de la Ilustración», señaló Salazar. El edificio ha vivido en dos siglos y medio toda una serie de vicisitudes hasta que en 1990 las autoridades decidieron iniciar la definitiva rehabilitación para instalar en la misma de un Instituto de Estudios.
El templo de la Ilustracion
J.A.
AZKOITIA Hace algo más de medio siglo, en 1945, el entonces director de la RSBAP Julio Urquijo había insistido en la necesidad de recuperar el palacio como sede de la institución. Fue en 1965 cuando el actual conde de Peñaflorida dejo en arrendamiento, con la renta anual de una peseta. En esa misma década la Bascongada logra consolidar el edificio en lo que respecta a su cubierta y estructura, pero las obras se paralizaron a la espera de medios económicos. El carácter privado del edificio dificultaba la recuperación y fue en 1990 cuando el Gobierno de Lakua adquiere el palacio de Insausti y cede su uso a la Bascongada. Un año después, el Ayuntamiento de Azkoitia decide iniciar su rehabilitación e inicia la definición de sus usos futuros. Además del instituto y del centro, el edificio albergará en su cuarta planta la sede de Iraurgi Lantzen, Centro de Desarrollo Comarcal. El alcalde de la localidad, Asier Aranbarri, reconoció ayer que la definitiva recuperación del palacio ha sido fruto del esfuerzo de personas e instituciones y agradeció, entre otros, la labor de los alcaldes que le han precedido. En la primera planta la Bascongada tendrá una sala de juntas y otra de tertulias. En la segunda planta se ubicarán las instalaciones del Instituto de Estudios, archivos y bibliotecas y, en el futuro, el centro de interpretación de la Ilustración. El edificio cuenta con 1.468 metros cuadrados de superficie. Fernando Salazar adelantó asimismo que para el año próximo están preparando un congreso internacional sobre la Ilustración, un «congreso que pretende reunir al mayor número posible de especialistas en el tema». Fernando Salazar recordó una idea del miembro de la Sociedad Fernando Chuecagoitia, quien «resaltando la figura de Munibe hablaba de la transmigración de las almas a las casas donde habitaron y ponía como ejemplos la casa de Goethe en Frankfurt, Beethoven en Bonn o Baroja en Bera. Decía él que algo así debía ser Insausti», dijo. El lehendakari, por su parte, dejó de la lado el discurso que traía escrito e improvisó otro sobre el sentido de la historia como sustento del futuro.
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