El «cafe para todos» no convence
Algunas fórmulas políticas consideradas modélicas por el Estadoespañol no parecen tener el mismo éxito, cuando menos, en lo que a Ipar Euskal Herria se refiere. Las recientes declaraciones de un cargo electo del PS de los Pirineos Atlánticos afirmando que el «País Vascoes un privilegiado respecto a otros territorios» porque el Estadofrancés va a renovarle el Convenio Específico ha hecho reaccionar apolíticos de signo diferente e incluso de su propio partido, que se han apresurado en salir a defender y apoyar la «especifidad vasca».
Es evidente que el ambiente de precampaña electoral, cada vez más palpable, se deja sentir no sólo en los medios políticos e institucionales del Estado francés, sino también en los marcos locales. Sirva como ejemplo el revuelo desatado hace unos días por las afirmaciones del vicepresidente del Consejo de Aquitania y secretario general del PS en los Pirineos Atlánticos, Georges Labazée, que han provocado una oleada de reacciones por parte de electos locales que han tildado sus aseveraciones de «desafortunadas» en el mejor de los casos y de «muy graves» en otros.En la intervención realizada recientemente en el pleno sobre presupuestos del Consejo Regional de Aquitania, Labazée, que se ocupa de políticas territoriales, denunció que el Estado no haya previsto fondos para los convenios regionales cuando para los precedentes había aportado 24 millones de euros y que haya retrasado su debate a finales de 2007. El electo bearnés consideró que, en esa coyuntura, el hecho de que el Estado se haya comprometido a conceder un convenio específico a Ipar Euskal Herria, y por lo tanto a participar en la financiación de los proyectos que el Consejo de Electos apruebe, es generadora de «desequilibrios territoriales». Se preguntaba «cómo es posible hablar de reeditar un convenio específico para un territorio del Departamento sin tener en cuenta a los demás».
Excepción a la regla
Pero más que la propia intervención, el desencadenante de tantas reacciones ha sido una nota confidencial que sobre esta cuestión Labazée dirigió a los electos socialistas del Consejo Regional, cuyo contenido ha sido publicado por “Le Journal du Pays Basque”. En la misma, Labazée recuerda que el prefecto de los Pirineos Atlánticos, Marc Cabane, anunció satisfecho que «el País Vasco constituirá una vez más la excepción a la regla y será el único territorio del Hexágono que contará con un nuevo Convenio Específico antes de fin de año». Dado que el Gobierno ha decidido no examinar el resto de convenios regionales hasta finales de 2007 y, además, suprimir cualquier dispositivo de financiación para la preparación o puesta en marcha de los proyectos, Labazée considera en su misiva que «está claro que el País Vasco es tratado como la 25ª región de nuestro país» y añade que «este comportamiento del Estado está orientado a fortalecer los gestores locales, eminentemente de derechas, que hay que salvar para las próximas citas electorales». El consejero bearnés deplora además que no se tenga una posición común respecto al tema, y resalta la necesidad de debatirlo «porque es difícil mantener una posición en el Consejo Regional y otra en el Consejo General de Pau», a cuya gestión optará la izquierda plural en las próximas elecciones cantonales, y advierte que «si tiene que haber negociación, ésta debe ser global para todos los territorios de Aquitania y para fin de este año». Labazée ha matizado que no está en contra del Convenio Específico para Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, sino «a favor de la equidad territorial, por lo que aquellos territorios preparados para llevar a cabo los proyectos deberían ser tratados al mismo nivel». Reconoce la especifidad de la lengua y la cultura vascas pero estima que, por ejemplo, los problemas de salud son los mismos en Hazparne o Bergerac, «por lo que ningún territorio debe ser privilegiado respecto a otros». Con estas posiciones, Labazée ha proporcionado, sin duda
alguna, una buena baza al presidente del Consejo General de los Pirineos
Atlánticos (UDF), que ha sido uno de los primeros en reaccionar, calificando las
afirmaciones de Labazée de «extremadamente graves». Jean-Jacques Lasserre ha
afirmado que el electo socialista «no ama el País Vasco. Su actitud va a la
contra de lo que yo persigo; es decir, divide mientras lo que yo intento es unir
y tejer lazos para construir la paz social». Ha censurado, además, que «se
agarre a reglamentos ciegos, uniformizantes y a soluciones esterotipadas que al
final no funcionan nunca».
Dotarse de estructuras
Lasserre estima «inadmisible que se diga que el País Vasco tiene un trato de favor, máxime cuando se ha autodotado de estructuras para solucionar sus problemas», en referencia al Consejo de Desarrollo y Consejo de Electos. Además, se felicita de que muchos de los compañeros de Labazée no compartan su punto de vista.Por de pronto, Frantxoa Maitia, vicepresidente asimismo del Consejo Regional, ha mostrado su desacuerdo con Labazée, cuyas afirmaciones «hacen pensar que es hostil al País Vasco».Si bien entiende su posición respecto a la intención de «salvar las políticas territoriales», considera que el Convenio Específico es anterior a dichas políticas y que aborda más problemáticas «como los transportes, el tema transfronterizo o lingüístico». Junto a Maitia, varios conocidos militantes y electos del PS vasco, como Kotte Ezenarro, Sylviane Alaux o Monique Larran-Lange, han hecho público un extenso comunicado sobre la cuestión, dejando meridianamente claro que apoyan el proyecto Pays Basque 2020 del que se derivará un nuevo Convenio Específico. A nivel más global, el PS del Departamento ha abogado por la renovación del Convenio, si bien critica a Lasserre por «oponer vascos a bearneses» en lugar de preocuparse por la desidia del Estado.
Mito republicano
Otro de los vicepresidentes regionales, el itsasuarra Jean Li-ssar, se ha manifestado en la misma línea que Maitia. Comparte totalmente la crítica al Estado, «que se desentiende del apartado territorial», pero dice estar «diametralmente opuesto» en lo que respecta a la visión de Labazée sobre el Convenio. Lissar asegura estar por la «equidad», pero cree que a menudo se cae en el mito republicano cuando se habla de igualdad:«Nunca ha habido una igualdad real entre un baserritarra deEsterenzubi o un burgués de Neully». La cuestión para el electo verde es «saber si el País Vasco es un territorio específico o no y la realidad nos muestra todos los días que lo es». Ha recalcado, además, que los diferentes gobiernos, «sean de izquierdas o de derechas, también lo han demostrado».Resulta cuando menos curioso comprobar con qué vehemencia defienden determinados electos la «especificidad vasca». Algo impensable hace escasos años cuando prácticamente era el movimiento abertzale el único en reivindicar el respeto a la identidad vasca. Eso sí, las posiciones respecto al modo de encarar esa «especificidad» siguen siendo muy divergentes, puesto que la «solución», vía Convenio Específico, es la respuesta que el Estado ha concebido para, precisamente, no tener que reconocer con todas las de la ley dicha identidad y los derechos que de ella se derivan. Sea como fuere, está visto que poner en entredicho que Euskal Herria sea diferente hoy por hoy no es políticamente correcto ni electoralmente rentable. El «café para todos», aquí, no vale. -
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