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Gara > Idatzia > Iritzia > Gaurkoa 2006-12-05
Jesús Prieto - Periodista
La casa por el tejado

Comienzo este articulito con una queja al maestro armero: Que se sepa que me siento seriamente intimidado como ciudadano y condicionado como periodista por la sentencia que condena a Iñaki de Juana Chaos a una inmensa pena de doce años y siete meses de frío y húmedo talego por el contenido de dos artículos. Semejante fallo judicial ­fallo donde los haya­ me inquieta, asusta y acongoja por lo que tiene de «ejemplarizante» y de inductor urbi et orbi a la autocensura.

Aun así, a riesgo (desde ahora ecuménico) de acabar de cabeza en una destemplada mazmorra borbónica ­no está de más recordar que la Justicia, en este país de las maravillas, se administra hoy por hoy «en nombre del Rey»­, diré lo que pienso del intento, aparentemente más sincero por parte de unos que de otros, de llevar a buen término la normalización política del Estado español. Del proceso de paz, o sea.

Visto que la montaña no acude al encuentro de Mahoma, que el Pisuerga pasa a 36 kilómetros de Quintanilla de Onésimo y que, según el CIS, el pulsómetro, el euskobarómetro y todos los etceterómetros habidos y por haber, a la peña se la suda la política, usemos la imaginación y desplacémonos por un momento a un escenario mucho más cotidiano para la juventud que el hemiciclo: el guión de un juego de la Nintendo PSP de nombre “El Negociador”.

Según las instrucciones, se trata de que el Player 1 (Negociator) consiga que el Player 2 (Islam el terrible) libere a una piara de diplomáticos que mantiene en calidad de rehenes en el interior de la embajada busha- mericana en el Teofilato de Cádiz, estadito agrupado en el Movimiento de Países Sí Alienados (SIAL).

Comienza la partida. El Player 1 quiere batir el récord y hace que Negociator proponga a Islam el terrible que suelte a los rehenes, deponga la artillería y se entregue. Al Player 2 le entra la risa, acciona el joystick y aparece en la pantalla una gran imagen de Saddam Hussein haciendo un corte de mangas desde el cadalso. Game Over.

¿Estúpido? ¿Infantil? ¿Surrealista? No más que lo que se oye y lee por Falsimedia. «Que abandonen definitivamente las armas y luego ya veremos», dicen los etálogos. Pero, vamos a ver, si ETA hace dejación de su principal activo, ¿qué va a intercambiar? ¿Cromos? Confundir los deseos con la realidad parece ser el deporte nacional en esta monarquía naranjera. Negociación, en política, es la acción y el efecto de poner las partes encima de la mesa sus respectivos poderíos. Tanto tienes, tanto vales.

ETA es una organización jurídicamente delincuente, ilegal y clandestina. Sus militantes secuestran, roban y matan ­también mueren­ por y para conseguir un objetivo político. A su vez, el Estado, supuesto garante del cumplimiento de la Ley, se pasa la legislación propia e internacional por el arco de Douglas e incumple el obligado respeto a los derechos humanos, individuales y colectivos.

Desde que los hermanos Múgica Herzog diseñaran en algún euskibutz la llamada «política de dispersión», todos los gobiernos han sometido al colectivo de presos políticos vascos a la pena añadida del alejamiento de sus lugares de residencia, en algunos casos a un millar de kilómetros, castigando, de paso, a sus familiares y amigos a semanales viajes gulliverescos, a gastos imposibles y al permanente riesgo de acabar tetrapléjicos o muertos por mor de un inopinado accidente de tráfico.

En cuanto a la tortura, se sigue cometiendo en comisarías y cuartelillos los días pares y los días nones. Ni a la ONU, ni a las dos, ni a las tres: los relatores se desgañitan en vano. «Una ley romana prescribía que ‘el testimonio de un gladiador o persona similar no valía sin tormento’. La jurisprudencia había determinado después, bajo el titulo de infames, las personas a las que debía aplicarse esta regla; y el reo, confeso o convicto, entraba en tal categoría. Veamos, por tanto, de qué manera se entendía que la tortura purgase la infamia. Como infame, decían, el cómplice no merece fe; pero cuando afirma algo que va contra su propio interés, siendo éste importante, vivo y presente, es razonable creer que es la verdad lo que le fuerza a afirmar. Por consiguiente, a un reo que ha acusado a otros se le intima a retractarse o someterse a los tormentos; si después de esto persiste en la acusación, se lleva a cabo la amenaza; y si mantiene la acusación aun bajo tortura, su deposición resulta entonces fidedigna: la tortura ha purgado la infamia, restituyendo a esa declaración la autoridad que no podía derivarse de la condición del reo» (“Historia de la columna infame”, 1842, de Alessandro Manzoni). Esa columna infame es la viga maestra del poder ejecutivo, y por ser estructural, aunque su existencia hace inviable la democracia, no ha llegado el Gobierno que se atreva a erradicarla, no vaya a ser que el sombrajo institucional se vaya al piso.

El Derecho de Autodeterminación de los Pueblos, firmado y rubricado por España al hacer suyos los Pactos de Nueva York y la Carta de las Naciones Unidas, duerme el sueño de los justos, convertido en quimera inalcanzable, pese a tener carácter erga omnes (locución latina quese utiliza en Derecho para referirse a la aplicabilidad de una norma), al haber sido proscrito por la Constitución de 1978, coco supralegal que amenaza, además, con la intervención de las Fuerzas Armadas en caso de que algún pueblo díscolo pretenda ejercerlo.

Los etálogos, decía, exigen a ETA que se rinda para, después, como muestra de buena voluntad, tomar en consideración piadosas medidas como el «acercamiento» de sus militantes presos a las provincias traidoras. Si Islam el terrible se desarma, Negociator promete premiar su gesto valorando si cumple o no la Ley. Nada de abordar contenidos políticos que eviten que el conflicto se eternice. Empezar la casa por el tejado sólo es posible si se dibuja bidimensionalmente en un papel, pero ni el arquitecto más osado intentaría edificar la caseta de un chihuahua sin dotar a la construcción de la necesaria base que evite su caída.

Puede ser que la broma suene bien en los oídos carpetovetónicos, contundente incluso. Si el Gobierno está mareando la perdiz tácticamente con fines ansiolíticos para consumo interno de su clientela ultramontana, puente de plata. Si lo que se ve es todo lo que hay, pasarán otros cuarenta años, diez presidentes nuevos, y sólo habremos conseguido multiplicar por dos los datos estadísticos, bajas incluidas, de una parte y de otra. -

© “inSurGente.org”


 
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