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Gara > Idatzia > Mundua 2006-12-05
Blanche PETRICH | La Jornada
Chávez logra su tercer mandato con una victoria incuestionable
·El presidente consigue mas del 61% de los votos, y su rival, Manuel Rosales, un 38%

Los venezolanos otorgaron una vez más su confianza al presidente Hugo Chávez, que se hizo con la reelección con más del 61% de los votos. Su rival, Manuel Rosales, se quedó en un 38% y no tuvo otra opción que reconocer la victoria de su oponente. De este modo, Chávez inicia su tercer mandato, y lo hizo afirmando que «el reino del futuro venezolano es el reino del socialismo». El Gobierno bolivariano confirmó que la abstención había sido la gran derrotada de la jornada electoral.

Minutos antes de la comparecencia de Chávez, la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, había emitido el primer boletín oficial con las cifras de 78% de las casillas escrutadas: 61% para Chávez, 38% para su contrincante Manuel Rosales; un resultado contundente que difícilmente podrá ser impugnado por la oposición.

Al final de la jornada, el epílogo fue el previsto: la marea roja concentrada en el centro de la capital en plan de fiesta y Hugo Chávez, que permanecerá un nuevo sexenio en la presidencia de la República Bolivariana, micrófono en mano, arengando a sus seguidores en un largo acto transmitido por todas las televisoras del país en cadena nacional.

«Todo está consumado, como dijo Cristo», exclamó con su potente voz. Y arrancó el discurso de su victoria, asegurando que «el reino de amor y de paz de Cristo es el reino del socialismo, el reino del futuro venezolano».

Poco antes de la medianoche, el opositor Manuel Rosales, con enormes ojeras, reconoció su derrota sin admitir los márgenes de diferencia que anunció el Consejo Nacional Electoral: «Esa no es la cifra exacta. Los márgenes son mas estrechos». Y advirtió al Gobierno que lea muy bien este resultado: «No fueron los 10 millones» que pretendía el presidente Chávez, afirmó. «No somos bobos, aquí arriesgamos todo y seguiremos arriesgando». Y anuncio que desde hoy «empiezo a recorrer el país para la construcción de una nueva lucha por la democracia y la libertad».

Animo pendenciero

Al caer la tarde, en la Caracas de los rascacielos, se abatía el peor vaticinio. La consigna fue: todos a guardarse en sus casas porque «la malandra» está suelta. Lo cierto es que a esa hora las grandes marchas de las camisetas rojas que se esperaba que bajaran de los cerros donde viven las mayorías pobres de la capital ­los seguidores de Hugo Chávez, que los opositores, marcados con el lenguaje clasista, llaman malandros o «sin camisas»­ no aparecían aún en el centro de la capital.

La lluvia, el ánimo pendenciero entre tirios y troyanos y un clima de temor que no se justificaba por la normalidad con la que transcurrió el proceso electoral, paralizaban la ciudad.

De manera extraoficial circulaba ya a esa hora la encuesta de salida de la empresa estadunidense Evans Mc Donough, contratada por la paraestatal petrolera PDVSA, con las primeras cifras que situaban al opositor Manuel Rosales 29 puntos por debajo de Chávez, según un anuncio de Germán Campos, director de la encuestadora Consultores 30.11.

En otro polo de la ciudad, Avenida Urdaneta, en las cercanías del Palacio de Miraflores, a esas horas de la tarde tampoco llegaba todavía la marea roja de seguidores de Hugo Chávez.

En las filas de oficialismo también daban muestras de reserva y tensión. Willian Lara, ministro de información y estratega electoral del oficial Movimiento V República, aseguraba que las fuerzas chavistas no habían desplegado su maquinaria en acatamiento estricto de la ley electoral y que no lo harían hasta que el Consejo Nacional Electoral no emitiera su primer boletín con resultados oficiales.

El comando miranda

Como habían anunciado, los militantes de los comandos bolivarianos pusieron en marcha el plan para movilizar el mayor número posible de ciudadanos hacia las urnas desde las tres de la madrugada. Hace tres meses, el presidente Chávez dio el banderazo para los trabajos del llamado Comando Miranda, en honor al líder independentista Francisco Miranda, que organizó células de promoción del voto en todo el país. Según cifras del órgano chavista Aporrea, este comando, que se apoya en las instituciones de gobierno de los niveles federal, estatal y municipal, que aquí le llaman «parroquiales», aglutinó más de 9.000 «batallones» y 30.000 «pelotones electorales». De modo que en los barrios populosos filas de potenciales electores de entre cinco y hasta diez cuadras saludaron con júbilo la apertura del proceso a las siete de la mañana. Para la hora del almuerzo, más del 60% de las boletas se habían utilizado. Los grupos de observadores internacionales que recorrieron mesas electorales a lo largo de la jornada coincidieron a calificar el proceso como una «fiesta de la democracia».

El vicepresidente José Vicente Rangel compareció a mediodía en conferencia de prensa anunciando que, sin duda, el abstencionismo sería el gran derrotado de la jornada. En los últimos procesos electorales, la cifra del 30% de ausentismo de las urnas ha permanecido inamovible. Para Chávez, que pretendía ganarle a su contrincante con un 30% de diferencia, sus famosos «10 millones por el buche», los que se abstienen constituyeron un objetivo a conquistar. Y es que la meta que se había propuesto en este proceso electoral que para su gobierno significó un nuevo refrendo popular, que le daría el peso suficiente para dar el salto a un modelo socialista, era de 10 millones de votos, y no los 6 millones obtenidos. A pesar de todo, su triunfo es incuestionable, algo que nadie cuestionó tras la jornada electoral.

En los condominios de zonas de clase alta y clase media como Chuao, El Naranjo, El Cafetal, grandes colas en las casillas indicaban que los antichavistas también habían decidido salir a las calles en defensa de su opción electoral. En una de las mesas, en Chuao, las controvertidas máquinas «captahuellas» presentaron problemas con el sistema y los vecinos, todos uniformados de blanco y azul, organizaban airadas y unánimes protestas ya que, a pesar de la desmañanada, tuvieron que esperar hasta cinco horas para emitir su sufragio.

Choque de clases

En el casco viejo del barrio de Petare, en la sede del municipio de Sucre, la concejal Isabel Rada se afanaba, a mediodía, en la coordinación de cientos de motociclistas encargados de movilizar a los votantes pro Chávez. «Aquí ­explicaba­ tenemos el reto de que la mitad del barrio son clases populares y la otra mitad son clasemedieros. Nuestro desafío es convencer a una mitad del electorado de los logros de la revolución; de que Chávez no es un dictador ni un autoritario. Pero no es fácil porque aquí lo que vivimos todos los días es un choque de clases que no se resuelve sólo con propaganda y discursos».

El tono de las campañas no ha ayudado a paliar este choque. «Los que quieren a Chávez, lo aman. Los que no lo quieren, lo odian. No hay términos medios. Lo que nos hizo falta ­reconoce­ es elevar el tono del debate».

Por lo pronto, frente a Miraflores, nada atemperaba el triunfalismo de los chavistas que siguen danzando bajo la lluvia, largo tiempo después de que el presidente Chávez desapareciera del «balcón del pueblo», ya empapado y aterido de frío. Se despidió con la voz temblorosa: «Me siento chiquitico ante ustedes, pero con el corazón tan grande como la sábana que me vio nacer».

Reaccion de EEUU

El Gobierno estadounidense declaró ayer, tras la reelección de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales venezolanas, que espera poder mantener una relación de cooperación con el nuevo gobierno de este país sudamericano.

«Esperamos tener la oportunidad de trabajar con el Gobierno venezolano en asuntos de interés mutuo», declaró el portavoz del Departamento de Estado Eric Watnik. -


 
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