SANTIAGO
Las reacciones por la muerte del dictador Pinochet se sucedieron ayer y, prácticamente todos, insistieron en la pena que producía la desaparición del siniestro personaje sin pagar por los innumerables crímenes cometidos bajo su dictadura. Tampoco es el primer dictador que muere en la cama, aunque la muerte del chileno trajo a colación el plácido final del matarife español Franco, a cuyos funerales acudió, por cierto, Pinochet. Ayer, la controversia continuaba en Chile por el carácter que debían tener los funerales del finado. Al respecto, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dejó entrever que esta decisión fue tomada pensando en el «bien del país». «En una sociedad, en un país, cuando no existen normas, leyes previstas para determinadas situaciones, los líderes, los gobernantes tenemos que tomar decisiones pensando en el país», afirmó la mandataria.
Igual de explícito fue el ministro del Interior, Belisario Velasco, al afirmar que Pinochet fue «un clásico dictador de derecha que violó los derechos humanos», y por ello «no corresponde celebrarle un funeral de Estado».
«Pinochet va a pasar a la historia como un dictador, como el clásico dictador de derecha que violó gravemente los derechos humanos y que se enriqueció. Esa ha sido la tónica de los dictadores de derecha en América Latina», señaló.
Así que la capilla ardiente del genocida fue instalada en la Escuela Militar, a donde fue traslado el cuerpo del dictador entre grandes medidas de seguridad y bastante discreción. Allí se mezclaron los nostálgicos del general, muchos militares y curiosos que no querían perderse el histórico momento. Jóvenes neonazis no tenían reparos en efectuar el típico saludo fascista ante el féretro, entre las letanías de responsos y la solemnidad que imponía el lugar. La viuda del dictador, Lucía Hiriart, sus cinco hijos y los comandantes en jefe del Ejército, Oscar Izurieta, y de la Marina, Rodolfo Codina, así como el general director de Carabineros, José Bernales, destacaban entre los presentes.
Durante el servicio religioso, el capellán militar chileno Iván Wells aseguró a los presentes que Pinochet sabía que a la hora de su muerte iba a encontrar a Dios. «Estamos ciertos que hoy está mirando el rostro de Dios(...) para no separarse jamás», afirmó. El sacerdote subrayó también que «el capitán general vivió su fe desde la infancia y la fue acrecentando a través de su vida», añadiendo que el dictador «tuvo siempre presente la frase del Padre Alberto Hurtado: ‘He venido a la vida a buscar a Dios’».
Entretanto, el hijo menor del criminal, Marco Antonio, afirmó que «por respeto» a su familia no quiere que haya ningún representante del Gobierno en los funerales de su padre. «No quiero actos hipócritas», comentó Marco Antonio Pinochet, tras rechazar que La Moneda le haya denegado a su padre un funeral con honores de Estado, lo que atribuyó «a la miseria humana».
En la calle, los seguidores del criminal seguían haciendo colas bajo el calor del verano austral y los insultos que de vez en cuando lanzaba algún demócrata que pasaba por el lugar en automóvil. En poco más lejos de la Escuela Militar el jolgorio por la desaparición del militar, que comenzó el domingo, continuaba ayer.
En su edición de ayer, el diario argentino “Página/12” preguntaba: «¿Qué habrá hecho el infierno para merecer esto?».
Batasuna lamenta que no fuera juzgado
DONOSTIA. Batasuna destacó que Pinochet falleciera «sin responder ante el pueblo de sus crímenes» y sin haber sido «juzgado y condenado por las violaciones de derechos». Batasuna subrayó en un comunicado que el dictador actuó «en contra de la voluntad popular cuando derrocó al electo Allende».
Isabel Allende y la fortuna del dictador
MADRID. La diputada chilena Isabel
Allende, hija del derrocado presidente Salvador Allende, lamentó que nunca se
lograra una condena, que no se enfrentara a los tribunales y pidió a los
tribunales que eviten que la fortuna de unos «30 millones de dólares»
de Pinochet, sea heredada por su familia.
«El mundo es ahora más respirable»
QUITO. La muerte de Pinochet ha hecho que el mundo sea «más respirable y mejor para la humanidad», dijo la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU), tras destacar la coincidencia de la fecha de muerte con el 58 aniversario de la Declaración Universal de los DDHH.
