Eesto no puede ser una ficción». Este escueto mensaje de varios segundos ­y que recordaba al célebre cuadro del surrealista belga René Magritte «Esto no es una pipa»­ que precedió a la emisión del programa no hizo caer en la cuenta a muchos de que se trataba de una ficción.

En hora de máxima audiencia (20.15), y tras interrumpir el informativo «Noticias en Primera», apareció en las pantallas una noticia de última hora que anunciaba la decisión del Parlamento flamenco de proclamar la independencia con respecto a Bélgica.

El presentador conectó de inmediato con varios periodistas que «informaban» en directo de las reacciones desde las Cámaras flamenca y valona, del Palacio Real -de donde habría huído Alberto II para refugiarse en Africa­. No faltaron políticos, entre ellos flamencos y valones, que se prestaron a participar en la farsa.

El programa incluyó una conexión con el Parlamento de la UE e imágenes del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, «estudiando» las implicaciones de la división de la actual Bélgica, e incluso de «independentistas» catalanes celebrando el hecho.

Más aún, el programa incluyó reportajes sobre el terreno que «mostraban» la paralización del transporte público en la frontera entre Bruselas y Flandes, o la exigencia de pasaportes para cruzarla, e incluso trenes bloqueados y aviones desviados, con la sede de la OTAN «en estado de alerta».

Las centralita de la propia RTBF e incluso de otros medios y de los servicios de seguridad se pusieron al rojo vivo con las llamadas. Varios embajadores extranjeros picaron y contactaron con sus respectivas capitales para informar del suceso.

«Esto es una ficcion»

No fue sino por instancia de la ministra francófona de lo Audiovisual, Fadila Laanan, que la cadena decidió, a la media hora de emisión, insertar varios cintillos que informaban de que «esto es una ficción».

A muchos les vino a la memoria la adaptación a la radio que en 1938 realizó Orson Welles de la novela “La Guerra de los Mundos» de H.G. Wells.

Decenas de miles de radioyentes estadounidenses creyeron que el mundo estaba siendo invadido por los marcianos.

El primer ministro, Guy Verhofstadt, del Partido Liberal Flamenco, calificó el programa de «mala copia de Orson Welles, de muy mal gusto e irresponsable».

La ministra de lo Audiovisual llamó a consultas al administrador general de la RTBF, Jean-Paul Philippot, y puso en cuestión «la deontología de los periodistas que participaron en la emisión» e insistió en que «es dudosa la utilización de un procedimiento como éste, que ha creado en los ciudadanos temor y pánico».

El presidente de Valonia y líder de la socialdemocracia en Bélgica, Elio Di Rupo, acusó a la cadena de «sumir a los ciudadanos en un temor increíble».

«No se debe jugar con las instituciones», sentenció el ministro de Defensa, Andre Flahaut.

Por contra, el líder de la ultraderecha flamenca, Filip Dewinter, defendió la emisión, en la que colaboró activamente, porque «gracias a ella, a partir de ahora podemos hablar libremente de la independencia de Flandes...».

No opinan igual otros representantes flamencos que, desde las más altas instancias, denuncian el programa como una maniobra para concitar la oposición a una solución negociada del problema troncal del reino de Bélgica.

El jefe del Gobierno flamenco, Yves Leterme, cuya formación democristiana está aliada a un partido que propone la independencia de Flandes, denunció la emisión, «destinada a enfrentar a los valones contra los flamencos». El diario “La Derniere Heure” acusó a la RTBF de «mala fe por lanzar estas falsas noticias». Sintomáticamente, “La Libre Belgique” saludó la inciativa, «pese, o precisamente por las reacciones que ha generado».

Los propios responsables de la RTBF han justificado la emisión del programa como un intento de «popularizar el debate sobre el futuro del país, una cuestión que agita cada vez más a los políticos, pero que no apasiona al gran público».

El partido flamenco de Yves Leterme, el CD&V, ha advertido de que no participará en un futuro Gobierno federal si los valones (francófonos) no aceptan tras las elecciones legislativas de mayo o junio de 2007 la transferencia de más competencias a Flandes.

El objetivo del programa bien podría ser activar el nervio unionista en vísperas de estas cruciales negociaciones. La emisión lo logró parcialmente, si creemos a los que llamaron a la cadena llorando o a las decenas de personas que se congregaron ante el Palacio Real.

BRUSELAS