La fiscal aprecia �intenci�n de matar� en el caso de Zudaire
En la segunda jornada del juicio contra el hombre que asest� varias cuchilladas a su ex pareja en Zudaire en noviembre del 2005, la fiscal mantuvo que JC.C.L. quiso matar a la mujer, aunque apunt� que ten�a mermadas sus capacidades sicol�gicas. Por ello pidi� m�s de tres a�os de c�rcel, mientras que la defensa solicit� la libre absoluci�n.
IRU�EA
La fiscal mantuvo en la vista de ayer que el hombre que el a�o pasado acuchill� a su ex compa�era en la localidad de Zudaire �tuvo intenci�n de matarla�, aunque reconoci� que lo hizo con sus facultades volitivas disminuidas por los trastornos mentales que sufre. Momentos antes, varios peritos constataron que el agresor, Juan Carlos C.L., padece un retraso mental leve y rasgos neur�ticos que le provocan trastornos disociativos y le disminuyen notablemente sus capacidades intelectivas y volitivas. El procesado declar� en la primera sesi�n no acordarse de lo ocurrido en la noche del 12 de noviembre de 2005, cuando invit� a cenar a su ex compa�era a un restaurante de Zudaire. Antes de entrar en el local, el acusado le dijo a la mujer que era mejor que se marchara, momento en que, al volverse, le asest� varias cuchilladas. Seg�n los siquiatras, esa p�rdida de memoria �es compatible� con los trastornos disociativos que sufre desde peque�o, al tiempo que descartaron que hubiera intentado �enga�ar� a los numerosos siquiatras y sic�logos que lo han tratado durante varios a�os.
�Era consciente de sus actos�
En su relato, la acusaci�n incidi� en que hasta que le propin� las cuchilladas el acusado fue consciente de sus actos, ya que cogi� un cuchillo de su domicilio, consigui� que la mujer fuera hasta Zudaire, aparc� su coche en un lugar poco visible y le asest� las primeras pu�aladas por la espalda. A su entender, el procesado no desisti� de sus intenciones hasta que vio llegar a dos personas, tras lo que hizo hincapi� en que �no acab� con su vida porque se le rompi� el cuchillo�. Para la fiscal �no excluye la intenci�n de matar el hecho de que sufra trastornos mentales�, por lo que solicit� 3 a�os y 9 meses de prisi�n, as� como la prohibici�n de acercarse a la mujer a menos de 500 metros durante 5 a�os, y al pago de una indemnizaci�n de 5.350 euros por las lesiones y 50.000 euros por las secuelas. Por su parte, la acusaci�n particular reclam� 10 a�os de c�rcel y subsidiariamente la pena solicitada por la fiscal, adem�s de una indemnizaci�n de 120.000 euros y la expulsi�n del Estado espa�ol tras cumplir la condena. Por contra, la defensa pidi� la libre absoluci�n por entender que concurre la eximente completa de trastorno mental y, subsidiariamente, solicit� un a�o de prisi�n por un delito de lesiones, y rechaz� que sea expulsado del territorio espa�ol.
Contin�a la b�squeda
Por otro lado, la Polic�a foral contin�a con la b�squeda de un vecino de Erriberri de 28 a�os, sospechoso de incendiar, el pasado martes por la noche, la casa en la que residen su ex mujer y sus hijos.La Polic�a comenz� la b�squeda despu�s de que sus investigaciones constataran que el fuego fue �provocado� y que la ex mujer y algunos vecinos se�alaran que �el hombre hab�a amenazado con quemar la casa con ella dentro�.
El agresor debe sentirse �culpable� y �responsable�
BILBO Las terapias sicol�gicas a las que acuden hombres violentos con su pareja o sus hijos buscan que, adem�s de culpables, se sientan responsables para conseguir as� modificar su comportamiento, seg�n explic� Roberto Osl�, presidente de la asociaci�n Amikeco. Dicha asociaci�n organiza desde hace tres a�os en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa un programa de recuperaci�n para estos agresores en la creencia, seg�n dijo Osl�, de que para acabar con la violencia dom�stica tambi�n hay que incidir sobre el agresor para �eliminar el foco de violencia�. La sic�loga Amaia Casta�os explic� a su vez que el incremento de la violencia entre menores se debe �a una educaci�n basada en la no-educaci�n y la ausencia de l�mites�. Casta�os dijo tambi�n que para erradicar la violencia dom�stica tambi�n es importante, �casi obligatorio� puntualiz�, que el entorno del agresor le haga enfrentarse a su problema.
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