Endika Guarrotxena y Ritxi Mendiguren - Ex jugadores y miembros de ESAIT
Un debate tan necesario como clarificador en el camino hacia la oficialidad
Han pasado dos semanas desde que dimos a conocer nuestra postura de no dar apoyo al partido que se celebrará entre Euskal Herria y Serbia. Vista la actitud de la Federación Vasca de Fútbol (FVF), nos vimos forzados a tomar esa decisión. Nos remitió una nota en la que, entre otras cosas, cortaba toda posible vía de interlocución con ellos, negaba la posibilidad de dar pequeños pasos en aras a dar a la selección un carácter nacional y nos vetaba la posibilidad de dirigirnos a los futbolistas mientras estos estuvieran convocados. Toda una declaración de intenciones de colaboración y unidad. Esa respuesta imposibilitaba el trabajo en común entre ambos para dar pasos hacia la oficialidad. Y ESAIT nació para obtener la oficialidad, no para patrocinar orgías folclóricas como comparsa.
En su día los partidos amistosos anuales supusieron un paso indudable, siempre con matices. Faltaban algunos flecos como denominación de Euskal Herria, el himno, el destino de la recaudación del partidoŠ Pero han transcurrido más de diez años desde entonces, hemos demostrado que tenemos nivel como selección, que el deseo de oficialidad es mayoritario y, por tanto, que el ciclo de mera organización de partidos amistosos está agotado, que hay que empezar a plantearse dar pasos mas allá o, al menos, comenzar a trazar estrategias que nos conduzcan a medio o largo plazo hacia la oficialidad. A corto plazo se podría abordar la denominación, himno, incluso la creación de una estructura federativa nacional.
Todas estas cuestiones queríamos haberlas trasladado a la Federación y al resto de partes que estuvieran interesadas en avanzar hacia la oficialidad. Para ello incluso habíamos acordado por partida doble la creación de una comisión con la Federación, una comisión que supusiera un marco para trabajar en común. Nosotros barajamos propuestas concretas y jurídicamente viables para dar pasos hacia la oficialidad. Las queríamos dar a conocer y contrastar con el resto de agentes interesados. Pero la FVF ni las quiere conocer, quiere relegarnos a un papel de comparsa que legitime la dinámica inmovilista que lleva a día de hoy. No quiere hacer nada que altere su cómodo estatus actual, basado en una política de inmejorables relaciones con la Federación Española de Fútbol y la celebración de partidos amistosos con un único afán recaudatorio. Y ESAIT no esta para engañar a nadie. Apoyar un partido bajo estos parámetros dando a entender que supone un avance por la oficialidad es engañar.
Estas han sido las principales razones que nos han llevado a tomar una decisión que jamás hubiésemos querido tomar. Sólo hay un responsable de las consecuencias que se deriven de nuestra decisión: el Sr Dobaran, quien mediante su irresponsable y prepotente actitud ha hecho irrealizable toda posibilidad de entendimiento. Apela a la unidad mientras corta todos los puentes a los agentes que trabajan por la oficialidad, en la creencia de ser el gran señor feudal de fútbol. En cualquier otro país probablemente no habría sido tan grave, pero cuando a Euskal Herria se le niega la posibilidad de proyección propia en el ámbito del deporte, la cuestión se torna demasiado sensible como para jugar a sátrapa vascongado. La selección se convierte en emblema de un pueblo que quiere existir, patrimonio suyo y no de un jauntxo. Por eso no cabe jugar con el ansia y sentimiento de ese pueblo. Decir que hasta la independencia la oficialidad es imposible es mentir. En la FIFA hay más de 20 naciones sin estado. El último ejemplo ha sido Gibraltar. Pero lo peor y lo que deja en evidencia esa excusa es la negativa a crear un marco común de trabajo. Si no hay nada que hacer más allá de organizar amistosos, ¿por qué tanto miedo a una comisión conjunta entre todas las partes que estuvieran interesadas? Que cada cual extraiga sus conclusiones.
Estos días, por fortuna, la mayoría deportiva y social ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, y hemos constatado que el análisis que hizo público ESAIT es generalizado. Han sido múltiples y de direcciones distintas las voces que se han unido en una única trayectoria. Los aficionados, con más fuerza que nunca reclaman que sea tenida en cuenta su voz y pasos hacia la oficialidad. Ex jugadores, en una línea similar. Los jugadores, en una comparecencia histórica, no sólo reclaman pasos, sino que anuncian su intención de erigirse en sujeto activo en pro de la oficialidad. Distintas organizaciones políticas y sociales se suman al planteamiento de ESAIT. En definitiva, se ha generado una sinergia que va a trascender lo coyuntural, se han sentado unas bases sólidas para trazar una dinámica que irá más allá de este partido. Quienes con miras muy estrechas y el mero objetivo de salvar el partido y engordar las taquillas han tratado de eludir el debate de fondo planteando la cuestión como un pulso entre ESAIT y la FVF se han equivocado. Se equivocan quienes creen que con el partido se ha acabado algo. Este debate, además de para aclarar y retratar a distintos agentes, ha servido de pistoletazo de salida a una dinámica que, mediante la mayor alianza posible, tratará de llevar a la selección de Euskal Herria a donde le corresponde, a un estatus de oficialidad en el plano internacional. Desde ESAIT planteamos la necesidad de crear cuanto antes una comisión abierta a todos los agentes que estén dispuestos a trabajar por la oficialidad. Entendemos que es necesario elaborar un plan estratégico que tenga como objetivo final la consecución de la oficialidad de la selección, y el punto de partida ha de ser la creación de la comisión. Porque se pueden dar pasos hacia la oficialidad. Porque no podemos permitirnos el lujo de estar otros 20 años jugando exclusivamente amistosos mientras nos cruzamos de brazos. Por las generaciones venideras. Por Euskal Herria. -
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