Raimundo Fitero
Creativos
No me canso de aplaudir a los creativos publicitarios. Acostumbra a encontrarse más imaginación en treinta segundos de un buen anuncio televisivo que en quinientas horas de series de producción propia, ajena, contraria o mixta. Pero a veces uno encuentra que los creativos, de tanta creatividad posmoderna, llegan a ridiculizar frases de la historia de la humanidad que no deberían ser tocadas con tanta displicencia, y menos en estos tiempos. Es un anuncio largo, de esos que duran bastante más que lo habitual y es de un banco de color naranja que debe ser el que más se gasta en anuncios televisivos. Pues bien, en él se habla de liberté, egalité y «rentabilité». Vale, es ocurrente, pero la Revolución Francesa, por el momento, merece más respeto. Y si hacemos rimas, acabamos mal.
Parece claro que mueve más la «rentabilité» que la fraternité, pero situados en un terreno de «efectivité», podrían haber buscado en otros territorios no tan sensibles. Seguramente a muchos les sonará a una frase tonta, unos conceptos viejos y no se sientan ofendidos, pero me ha parecido de bastante mal gusto. Nada más. No tiene más recorrido mi sensación, como tampoco va a tener mucho recorrido “Benito y Manolo Corporeison”, un intento de resucitar “Manos a la obra” de Antena 3, con un reparto amplio y desperdiciado por unos guiones sosos, con unos prototipos de personajes que no parecen tener mucho desarrollo y unas situaciones inverosímiles, pero por malas, toscas y chatas.
Lo único bueno de esta nueva vuelta, a mi entender, es la cabecera, cuando las torres KIO las ponen tiesas. El resto es sobradamente conocido, chabacano, vulgar y las incorporaciones de asuntos de más cercanía social, como es la especulación con los pisos, las residencias de ancianos como negocio, los inmigrantes buscándose la vida, no pasan del chiste fácil y de la actitud, a mi entender, rozando la xenofobia. Han querido acercarse a “Aída”, pero no tienen contenido suficiente, y ver a Terele Pávez perdida entre tanto desacierto o a Loles León repitiendo el mismo personaje de la serie de la primera estatal que hacía de productora de un programa de televisión gritona es bastante descorazonador. Aquí sí que faltan buenos creativos. -
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