Juan Bengoetxea - Médico
«Sic vos, non vobis»
Medicos. El Tribunal Constitucional español declaró hace unos años la constitucionalidad de la aplicación forzosa de tratamiento médico a aquellos reclusos que se encontraban en huelga de hambre como medida de presión frente a la Administración penitenciaria y que arriesgan su vida con el fin de conseguir justicia frente al Poder. «La negativa a recibir asistencia médica sitúa al Estado... ante la necesidad... de modificar una decisión (legítima mientras no sea judicialmente anulada) o contemplar pasivamente la muerte de personas que están bajo su custodia y cuya vida está legalmente obligado a preservar y proteger». Sin embargo esa «obligación» no justifica limitar los derechos fundamentales del penado como persona humana que es y su voluntariedad frente a la asistencia médica. Además, en el caso de Iñaki, la disculpa que utilizan es falsa, ya que están provocando un alargamiento innecesario de la degradación física y psíquica de la persona, mantenido artificialmente en vida con sondas naso gástrica, y uretral, con vía venosa, atado a la cama de pies y manos a pesar de estar consciente y capacitado jurídicamente para decidir. Esas condiciones son tan precarias que son in-humanas y demoledoras para la auto-estima. Tortura. En realidad tratan de esconder su temor al impacto mediático y político que puede tener su muerte y que llevaría a ser conocida la actuación de la justicia española en el caso De Juana en todo el mundo. Les dejaría indiferentes una muerte al estilo alemán de Ulrike Meinhoff. Es evidente que Iñaki no es una persona incapaz que deba ser ayudada por la institución, porque conserva la plenitud de sus derechos y capacidades para consentir o rechazar los tratamientos médicos que se le propongan. Y esos colegas médicos tienen un papelón con sus conceptos bioéticos, porque es evidente, como han reconocido los congresos médicos mundiales sobre el tema, que deben asumir y admitir la voluntad de Iñaki y no la del JuezJueces. La dramática situación, que se avecina «sin retorno», ha puesto en evidencia al sistema penitenciario y judicial españoles con un numeroso grupo de jueces estrella que confunden la hermenéutica con la política en unos casos y en otros con la popularidad mediática. No ocurre sólo con De Juana ni es muy diferente Francia con el prisionero Bidart entre otros. Si la ley es la forma que define a una sociedad, la actitud legal de francespaña con los vascos pone de manifiesto su dependencia de la política. La ley del vencedor se emplea como Skinner usaba el palo y Hamurabi el castigo. La lucha de Iñaki De Juana trasciende lo personal y denuncia que toda esa legislación y criterio judicial en España responde a una filosofía de guerra que busca la anulación del contrario. ¿Justicia? Era previsible que el desenfreno legislativo y mediático ali- mentando la sed de venganza iba a terminar en situaciones límite en las que el sentimiento de indignación acabará siendo un clamor entre los navarros por la evidencia de los excesos en el poder. Tiranía. Politicos. La lucha de Iñaki, personal y absolutamente en solitario, representa la lucha de Euskal Herria. Buscan que ceda y se pudra en la cárcel, custodiarlo bajo llave y robarle las ansias de libertad. Quieren hacer lo mismo con Navarra. No quieren reconocer al pueblo del Pirineo Occidental como no reconocen los derechos de los prisioneros. Dicen que quieren dialogar, pero hacen gala del «conceder sin ceder con ánimo de recuperar», esperando que el tiempo calme, enfríe, normalice, liquide al MNLV y al mismo tiempo demostrar que es el poder el que marca los tiempos. Sin embargo, De Juana ha utilizado el único medio que tiene, su propia vida, para exigir justicia. ¿Dónde están esos voceros tan amigos de manifestarse a favor de los reos del corredor de la muerte? Lo sabemos, están midiendo lo correcto, la equidistancia, no se comprometerán y seguirán en esos lugares comunes que huelen a rancio de los que estamos hartos, con su palabrería insulsa, repetitiva, explicada con salsa de adrenalina para convencer. Tratan a Euskal Herria, un pueblo de siete herrialdes, como un problema patronal/ sindicatos. Siempre amigos del poder piden al propio Iñaki que por el bien común y del «proceso» deponga su lucha. Manipulan. Sólo cantan “Eusko Gudariak” cuando les tocan sus partidos. Obispos. Dejando a un lado la Conferencia Epicospal española, al ciudadano cardenal Rouco y al grupo representativo mayoritario de la iglesia española que están en otra galaxia distinta, en la que Euskal Herria ni sus habitantes existen, es de esperar que los buenos curas y frailes de a pie de los siete herrialdes, que los hay, pidan justicia, que no caridad. Siempre ha habido una iglesia vasca a la que algunos no creyentes han visto comprometida con su pueblo, cercana a la lucha por la liberación. ¿Creer o crear esperanza? ETA no era ni es la «causa del problema», sino un efecto, y debe concluirse que mientras existan las causas, cito a Claude Bernal, volverá a producirse el mismo efecto. Cuestión de tiempo. Llámese ETA Auténtica o MLNV Berri o como se quiera. Ahora la vela del diablo se la ponen a la Kale Borroka. Esos del in médium virtus que miran siempre a la izquierda por el lado menos favorable para contentar a la derecha ¿no recuerdan lo que ocurrió con el moderado y «democrático» experimento Ibarretxe? En una sociedad donde no pueden defenderse todas las ideas y Batasuna está ilegalizada ¿qué tiene de extraño que los jóvenes respondan con violencia? Euskal Herria. La postura coherente y comprometida de Iñaki nos recuerda que sólo cuando nos sintamos pueblo vasco y nos reconozcamos entre todos, cuando el sentimiento de pueblo supere al de la pertenencia a un partido, cuando los navarros, continentales y peninsulares, salgamos a la calle, sin manejos politiqueros sino por necesidad propia y personal de defender nuestra mismidad, como De Juana hace con la suya, será posible la indepen- dencia. Sólo entonces tendremos una posibilidad. En este atontolinado mundo feliz de la Civilización Cristiana Occidental se vive una vez. Y tan cierto como todos hemos nacido desnudos es que después de muertos «todos difuntos». Nos queda la esperanza en las personas, en los jóvenes, en el euskera, en los prisioneros, en nuestro pueblo. Son otros los que trabajan, quienes lo dan todo y están en prisión o han desaparecido, otros los que complican su existencia luchando por la igualdad del género humano, por la libertad, por las necesidades de los que vienen. Los oportunistas de siempre, los buscadores de votos, esperan que otros fabriquen la miel para comérsela, que otros aren el campo, que otros agiten el nogal para llevarse las nueces. En la casa del hijo, al anochecer, desde la balconada, viendo a lo lejos las sombras del Gorbea, Itxina y Aldamin tuve un profundo sentimiento de reconocimiento por la lucha de Iñaki y quienes como él lo dan todo, y mientras regaba al limonero me salió del alma un profundo «Ay Euskal Herri». -
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