Agentes de la cultura reivindican bases democráticas para superar el conflicto
Agentes de la cultura vasca como los escritores Lander Garro, Eider Rodríguez y Edorta Jiménez, el actor Abelin Linazasoro y el bertsolari Amets Arzalluz reivindicaron ayer en la capital vizcaina la necesidad de que se fijen unas bases democráticas para superar el conflicto político y animaron a la ciudadanía vasca a que, en estos momentos de convulsión, haga suya la petición de que se respete la palabra y la decisión de la sociedad de Euskal Herria.
BILBO
En una comparecencia realizada en Bilbo, los escritores Lander Garro, Eider Rodríguez y Edorta Jiménez, el actor Abelin Linazasoro, así como el bertsolari Amets Arzalluz, animaron a la ciudadanía vasca a que acuda el sábado, a las 17.30, al velódromo de Anoeta, en Donostia, para reivindicar, tal y como subrayó el también escritor y miembro del movimiento pro amnistía Xabier Izaga, que «es más necesario que nunca» que se respete la palabra y decisión de la sociedad de Euskal Herria para avanzar en el proceso político y superar el conflicto.La apuesta del movimiento pro amnistía, incidió Izaga, es que el proceso político vea la luz. «Lo que proponemos es un empuje de la sociedad para sentar unas bases que posibiliten que ese proceso sea verdaderamente democrático y en el cual no quepan ningún tipo de violencia, pero tampoco la represión, y el atentado de Madrid no ha cambiado la propuesta», apostilló a preguntas de los periodistas. Idoia Muruaga, compañera del preso santurtziarra Igor Angulo, muerto en la cárcel de Cuenca en 2006, remarcó que estos reconocidos agentes culturales «han conocido y sufrido de forma directa o indirecta» las consecuencias de la represión y que, como víctimas, defienden que se establezcan unas bases democráticas para avanzar en el proceso. Su propuesta, remarcó, «exige el esfuerzo de todos para salir ganando todos. No se trata de una opción política insistió Muruaga, sino simplemente conformar la base democrática que necesita este proceso para que sea democrático». Abelin Linazasoro, tras afirmar que «es necesario que se respete la voluntad» de Euskal Herria, explicó cómo su paso por las comisarías, donde fue torturado durante diez días, le ocasionó una trombosis en las dos piernas que le imposibilita para desarrollar una vida normal. Con este padecimiento a sus espaldas, denunció que la «tortura está institucionalizada», una práctica que Edorta Jiménez consideró «habitual». El escritor mundakarra, desde su propia experiencia, exigió que se destierre este modo de proceder de las diferentes policías y la constitución de «una Comisión de la Verdad», al igual que ha sucedido en otros países. Tampoco que libró del dedo acusador el Ejecutivo de Lakua cuando el escritor Lander Garro relató su paso por los calabozos de Arkaute.
Desaparición del sufrimiento
Jiménez pidió al Gobierno español que reconozca esas prácticas ilícitas para combatir a la disidencia vasca, un extremo que, a su juicio, verá la luz una vez que organismos internacionales desvelen informes confidenciales que reflejan «la institucionalización de la tortura. «El sufrimiento tiene que desaparecer para siempre y, para eso, es necesario llegar hasta el final para que podamos vivir por fin en libertad y en paz». Una reflexión en la que coincidió con la escritora Eider Rodríguez y el bertsolari Amets Arzalluz, que relataron sus experiencias como allegados de varios represaliados. En el caso de Arzalluz, desgranó a grandes rasgos sus visitas desde niño a un tío preso en Herrera de la Mancha o la vida de su padre, refugiado en Hendaia.Rodríguez no se olvidó de resaltar que las condiciones de vida de los presos han empeorado notablemente en los últimos meses, al igual que la repercusión que la política de dispersión está teniendo en sus familias, con viajes de cientos de kilómetros todas las semanas. También se sumó a la convocatoria ANV, que animó a llenar las gradas de Anoeta para que los gobiernos español y francés pongan en marcha el proceso.
Expectación mediática inusitada tras la acción de Madrid
A.G.
BILBO La convocatoria del movimiento pro amnistía, con personas del mundo de la cultura, para respaldar la convocatoria del velódromo de Anoeta, bajo el lema ‘‘Hitza eta erabakia askatasunez’’, concitó una expectación mediática inusitada tras el atentado de Madrid. En una sala a rebosar de representantes de los medios de comunicación, los portavoces de la iniciativa no obviaron las referencias a la acción en la terminal T-4 de Barajas, al igual que tampoco faltaron las referencias a la grave situación del preso Iñaki de Juana. En respuesta a los periodistas, Idoia Muruaga señaló que, «como todos sabemos, en Euskal Herria hay muchos modos de represión y sufrimiento», y aclaró que la apuesta del Movimiento pro Amnistía es «terminar, de una vez por todas, con este sufrimiento para todo el mundo». Incidió en que el atentado de Madrid no ha cambiado el contenido de la propuesta de paz, por lo que el sábado «no se va a descubrir nada nuevo. Es apostilló ante la reiteración de esta cuestión por parte de los periodistas una aportación para asegurar que va a haber un marco democrático para poder llevar adelante el proceso de paz». Por su parte, la compañera del preso Igor Angulo, muerto en la cárcel de Cuenca, explicó que su iniciativa es una aportación positiva «para que esto siga adelante en referencia al proceso de resolución del conflicto, antes y después del atentado». Tampoco obvió Muruaga que la situación de los presos vascos ya era difícil antes de la acción en Barajas.
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