El juicio por las matanzas de kurdos con gas se reanuda sin Saddam Hussein
«Hemos recibido una notificación de que Saddam Hussein ha sido ejecutado, por lo que abandonamos los procedimientos legales en su contra». Con estas palabras del juez se reanudó ayer el juicio por las campañas militares que en 1987 y 1988 provocaron la muerte de 180.000 kurdos. El principal acusado de este juicio es ahora Alí Hassan al Majid, más conocido como «Alí el Químico». En la sesión de ayer se escucharon grabaciones de Saddam Hussein y de Al Majid justificando el uso de armas químicas contra los kurdos por considerarlos colaboradores de Irán durante la guerra.
BAGDAD
La misma sala en la que se desarrolló el juicio contra Saddam Hussein en el que fue condenado a muerte por los la muerte de 148 campesinos chíitas en represalia por el atentado sufrido por el presidente iraquí en 1982 acoge desde ayer la vista por las campañas militares que el régimen baazista llevó a cabo contra los kurdos y que se saldaron con la muerte de 180.000 personas entre 1987 y 1988, según la acusación. Este juicio había sido suspendidoel pasado 21 de diciembre. Diez días después se ahorcaba a Saddam Hussein. «Hemos recibido una carta confirmando la ejecución del acusado Saddam Hussein. Por ello, el tribunal ha decidido abandonar todos los procedimientos legales contra el acusado Saddam Hussein», anunció el juez Mohammed al Oreibi al Khalifa al inicio de la vista.
Una silla vacía
Así, una silla vacía en el banquillo de los acusados reflejaba que Saddam Hussein ya no podrá ser juzgado por los ataques a los kurdos, a quienes acusaba de apoyar a los iraníes en la guerraque mantenían Bagdad y Teherán. En aquella época, Saddam Hussein era el aliado de Occidente para frenar a la república islámica recientemente instaurada en Irán. Por tanto, el proceso continúa con sólo seis acusados, todos ellos altos dirigentes del régimen baazista, entre los que se encuentra Alí Hassan al Majid, primo de Saddam y más conocido como «Alí el Químico», al ser considerado como un experto en el uso de este tipo de armamento. Los seis acusados corren peligro de ser condenados a muerte, pero únicamente Saddam Husseiny Ali Hassan al Majid están acusados de «genocidio» contra el pueblo kurdo. La defensa de los acusados argumenta que estas campañas en el Kurdistán constituyen «un ejemplo clásico de la lucha antiguerrillera» en el contexto de la guerra contra Irán. El juicio por los ataques a los kurdos comenzó el 21 de agosto de 2006 y antes de ser suspendido el 21 de diciembre testificaron decenas de personas que relataron los bombardeos químicos de las poblaciones kurdas, las torturas y las ejecuciones sin juicio previo. En cualquier caso, aunque Saddam Hussein no estuvo presente físicamente en el juicio, la acusación presentó una grabación que atribuyó al ahorcado ex presidente de Irak en la que reconoce que la responsabilidad de utilizar armamento químico le corresponde a él. «Nadie puede decidir un ataque químico sin mi permiso», señala la grabación que se atribuye a Saddam. «Es mejor utilizar estas armas en un entorno poblado para que produzcan los mayores estragos posibles», añade la supuesta voz de Saddam que se escuchó ayer en el juicio. «Debemos deportar a los kurdos a otras provincias o a otros países para poner fin a la revuelta y a los sabotajes. Si vienen a vivir a Tikrit [su ciudad natal], se convertirán en árabes», añade la grabación, cuya fecha no consta en el sumario. La acusación también mostró una grabación de Al Majid. Así, se proyecto un vídeo en el que vestía uniforme de campaña y declaraba: «Les voy a atacar con armas químicas. Al diablo la comunidad internacional». El vídeo también recoge imágenes de víctimas de bombardeos químicos. Pudieron verse cadáveres de familias enteras tendidos en el suelo. Algunas madres trataban de proteger a sus hijos con sus cuerpos de la oleada de gas venenoso. «Miren a estos niños y a su piel quemada. ¿Son saboteadores o agentes de Irán?», preguntó el fiscal dirigiéndose a Al Majid, que compareció vestido con la dashdasha, la ropa tradicional árabe,y con la kefiya o pañuelo en la cabeza. La acusación también presentó un documento firmado por Saddam Hussein en marzo de 1987 en el que otorgaba «plenos poderes al camarada Alí Hassan al Majid en la región Norte», mientras que otro mencionaba el uso del «arma especial», atribuidaal armamento químico, en Kurdistán. Al Majid añadió que las fotos de kurdos muertos que se mostraron en el juicio le recordaban a «las de los crímenes cometidos por el Ejército americano en Irak». «Este es un proceso político. A partir de ahora permaneceré en silencio. Decidan mi condena como mejor les parezca», concluyó Al Majid. La vista contra los seis acusados restantes continuará el próximo jueves.
Los chíitas piden ejecuciones
Abdel Aziz Hakim, líder del bloque chíita en el Parlamento iraquí, instó al Gobierno de Bagdad a acelerar la ejecución de Barzan al Tikriti y Awad al Bandar, quienes fueron condenados a muerte junto a Saddam Hussein. La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, en cambio, pidió al primer ministro, Nouri al Maliki, que suspenda inmediatamente estas dos ejecuciones, al tiempo que criticó «la precipitación y el espíritu de venganza que caracterizaron el ahorcamiento de Saddam Hussein». En este sentido, Human Rights Watch destacó que lasimágenes del ajusticiamiento de Saddam Hussein que se difundieron resultaron «impactantes en todo el mundo».
La familia de Couso pide la detención de tres militares
El abogado de la familia de Javier Couso, Leopoldo Torres, ha solicitado a la Audiencia Nacional española que ordene la detención y la prisión incomunicada y sin fianza de los tres militares estadounidenses que dieron la orden o dispararon el tanque que causó la muerte del cámara de Telecinco en Bagdad. El juez Santiago Pedraz ordenó en octubre de 2005 la detención del sargento Thomas Gibson, del capitán Philip Wolford y del teniente coronel Philip de Camp, pero en marzo de 2006, la Audiencia Nacional declaró que no era competente para juzgar este caso. Torres destacó que «tenemos razón», por lo que se mostró esperanzado de que la causa se abra. -
Más de 17.000 iraquíes han muerto desde junio de 2006
WASHINGTON Más de 17.000 civiles y policías iraquíes han muertos en distintos ataques en el segundo semestre de 2006, lo que supone un fuerte aumento respecto a la cifra del primer semestre del año pasado, según informó ayer el diario “The Washington Post”. Este periódico estadounidense recordaba en la información publicada ayer que las estadísticas confidenciales del Ministerio de Salud iraquí señalan que fueron 5.640 los civiles y policías los fallecidos en los seis primeros meses de 2006. Por los tanto, en la segundo mitad del año pasado el número de muertos en ataques armados prácticamente se triplicó, según las estadísticas oficiales a las que tuvo acceso el diario. La fuente anónima del Ministerio de Salud iraquí que facilitó la información a “The Wa-shington Post” añadió que el número real de muertos por acciones armadas en Irak puede ser significativamente superior, puesto que las estadísticas son incompletas. El incremento de víctimas mortales se produce «a pesar la operación conjunta ameri- cano-iraquí llevada a cabo por miles de soldados para controlar los barrios más afectados por la violencia», añade “The Washington Post” en su información. Nueve fallecidos más La cifra de fallecidos iraquíes, en cualquier caso, continúa incrementándose día a día. Ayer mismo nueve personas murieron después de que un grupo armado tendiera una emboscada a un autobús que trasladaba a varios trabajadores al aeropuerto de Bagdad. Asimismo, al menos once personas resultaron heridas en el ataque, que se produjo antes de que el vehículo llegara al puesto de control de acceso al aeropuerto de la capital iraquí, según informaron fuentes del hospital de Yarmuk, al que fueron trasladadas. Las víctimas del ataque eran, sobre todo, chiíes residentes en el barrio de Ciudad Sadr, en Bagdad. Por otra parte, el teniente general Raymond Odierno, número dos del mando militar estadounidense en Irak mostró su esperanza de tener Bagdad «bajo control tras un período de tres o cuatro meses de intensas operaciones de limpieza», aunque reconoció que «se tardará hasta dos o tres años en estabilizar el país», según informó “The Washington Post”. En cualquier caso, Odierno reconoció que tras estos dos o tres años no se producirá una clara victoria de las fuerzas armadas ocupantes. «Eso no va a ocurrir. No habrá ninguna parada militar triunfal cuando salgamos de aquí», señaló.
|