Las personas que han llevado el peso del esfuerzo negociador en Batasuna salieron ayer a la palestra pública para hacer, primero, un análisis más sosegado respecto a la situación del proceso tras el atentado del 30 de diciembre y, a partir de ahí, trasladar un mensaje nítido a la sociedad:la izquierda abertzale se reafirma en la validez del compromiso expresado dos años atrás en Anoeta y reitera que el diálogo resolutivo que conduzca a una paz justa y duradera deberá hacerse «en ausencia de todo tipo de violencia».
La declaración, que podría considerarse hasta ahí reiterativa sólo desde otras posiciones políticas se ha pretendido escenificar que la izquierda abertzale ha enterrado «la vía de Anoeta» se hacía acompañar, sin embargo, de un doble emplazamiento: al Gobierno español y a ETA. De este modo, y además de requerir a todos los agentes políticos a implicarse de inmediato en la tarea de buscar el acuerdo cara a construir unas bases sólidas que permitan poner en marcha ese diálogo resolutivo, la izquierda abertzale hacía un llamamiento concreto que, huyendo de lecturas unilaterales, apela a dos protagonistas fundamentales. Al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Batasuna le pide que garantice las condiciones democráticas que precisa un proceso dirigido a la resolución del conflicto; a ETA le emplaza a mantener los compromisos explicitados el 22 de marzo de 2006.
En dicha declaración, ETA anunció un alto el fuego permanente para impulsar un proceso que, sin más limitaciones que la voluntad de la ciudadanía vasca, permitiera alcanzar una situación democrática poniendo fin así al conflicto político. Invitaba ETA a los estados a responder a la nueva situación «dejando a un lado la represión», al tiempo que invocaba como fundamental que en ese nuevo escenario quedara garantizada «la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas».
Esas son las coordenadas del alto el fuego del 22 de marzo, y no está de más recordarlas hoy, para valorar la situación presente y comprender, de paso, el calado estratégico que emana del emplazamiento hecho por la izquierda abertzale. Con palabras y con hechos, en público o con la discreción que precisen, lo fundamental a partir de ahora es que todas las partes hagan saber, sin dejar lugar a dudas, si están dispuestas a retomar los pilares del proceso y a darles mayor solidez con la única argamasa efectiva: el compromiso multilateral. -