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Gara > Idatzia > Ekonomia 2007-01-14
Los planes de Bruselas sobre energía, a prueba
La Comisión Europea ha planteado una estrategia energética para reducir la dependencia de la Unión en este campo, aumentar la competencia y recortar las emisiones de CO2. Pero estos planes se enfrentan ahora a la criba de varios estados y de grandes empresas del sector.

BRUSELAS

Cuando el cambio climático es ya evidente y sus graves consecuencias se consideran casi irreversibles, cuando los pozos petrolíferos han empezado a bajar ya de sus máximas cotas de producción y nadie cree ya en la energía barata, cuando el mercado energético europeo está culminando la concentración en unas pocas empresas, la Comisión Europea ha empezado a plantear alternativas.

Los objetivos del documento aprobado el pasado miércoles son reducir la emisión de CO2, reducir la dependencia energética de la Unión Europea respecto de otros países, impulsar las energías renovables, reducir los monopolios en el sector y, de paso, empezar a promocionar la energía nuclear.

Algunos de los objetivos se plantean como «obligatorios» para los estados miembros. Sin embargo, el plan debe ahora pasar la criba de los gobiernos, más proclives al corto plazo, a la defensa de sus propias economías y a las presiones de empresas energéticas. El próximo mes de marzo, una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete se encargará de revisar estas propuestas.

De entrada, una de ellas ya se ha encontrado con la oposición de algunos socios. Concretamente, la que plantea que las empresas que controlan la producción de energía no puedan, a la vez, controlar su distribución.

Menos inversión

Para Bruselas, que los mismos grupos aglutinen ambas actividades hace que dejen de invertir en las redes de distribución. La explicación es que si mejoran la capacidad de transporte de energía, abren la puerta a más competidores.

No va a ser fácil que salga adelante en medio de un escenario de fusiones y compras de empresas que tiende a acelerar la concentración. De hecho, las presiones del Estado francés y de Alemania han hecho ya que la propia Comisión plantee una alternativa a la separación de actividades que obligaría a las empresas a desprenderse de sus activos.

La que antes era su única propuesta ahora es la calificada como la opción «más eficaz», en palabras de la comisaria de Competencia, Neelie Kroes.

La alternativa consiste en crear un operador independiente que gestione la red, al margen de quién sea el propietario, siguiendo el modelo energético vigente en Escocia. En la cumbre de marzo los estados europeos deberán elegir entre uno de los dos modelos y aplicarlo por igual para que el mercado interior funcione bien.

Kroes subrayó que con la separación total de propiedad «se garantiza mejor una mayor inversión en las infraestructuras de transporte», mientras que la creación de un operador independiente de red «exige una mayor burocracia y su resultado es más incierto».

Regulador

Además, la Comisión Europea insistió en crear un regulador a escala de la UE, pese al rechazo mostrado por Alemania. También aquí plantea como alternativa una red europea de reguladores independientes en cada Estado, que debería tener en cuenta los intereses comunitarios y en la que tendría que participar Bruselas.

Para incrementar la competencia, el Ejecutivo comunitario ha amenazado con obligar a desmembrar las grandes compañías de energía que abusen de su posición dominante, además de imponerles fuertes multas de hasta el 10% de su volumen de negocios.

Kroes lanzó varias inspecciones en los meses de mayo y diciembre sobre las empresas sospechosas de vulnerar la legislación comunitaria, entre las que se podría encontrar la alemana E.ON y espera tener las conclusiones definitivas a lo largo de este año.

La comisaria ha constatado que existen «graves problemas de competencia» en los mercados de la electricidad y el gas, y que los consumidores y las empresas son los que sufren las consecuencias de la ineficacia y elevado coste de estos mercados. «Este informe no será una lectura grata para muchas empresas energéticas», reconoció.

Pese a la «liberalización» y privatización de los servicios energéticos impulsada por Bruselas en los últimos años, los operadores históricos siguen dominando sus respectivos mercados estatales.

En particular, la investigación del Ejecutivo comunitario demuestra que existen importantes obstáculos para las nuevas compañías. En el caso francés, EDF es el agente dominan- te, mientras en el Estado español o Alemania los operadores se reducen a unos pocos.

Concretamente, Kroes calificó de «monopolio», «duopolio» y «oligopolio» las respectivas situaciones. Ello les permite «imponer altos precios», hasta un 50%mayores que en otros casos. Además de la mencionada concentración de producción y transporte, Bruselas constata que tampoco hay competencia transfronteriza porque los operadores históricos se limitan a sus mercados estatales y en pocas ocasiones entran en los de otros estados miembros.

Como resultado, los precios de la energía para los usuarios comerciales varían de manera significativa de un país a otro dentro de la UE, a lo que contribuye también la falta de transparencia.

París adelanta su rechazo

Desde el Estado del monopolio, el ministro francés de Industria, François Loos, se apresuró a rechazar cualquier intento de separar la propiedad de las redes de transporte de los productores. Loos consideró que la «buena» experiencia francesa del mercado de la energía desautoriza los planes de la Comisión Europea.

«Pido a la Comisión Europea que tenga en cuenta nuestra experiencia» en la que «hay una verdadera independencia» en la gestión de las redes de transporte de electricidad o de gas respecto de las actividades de producción de las compañías propietarias de esas redes, Electricité de France (EDF) y Gaz de France (GDF).

En su opinión, el sistema francés es «eficaz» y ofrece unos precios de energía que se sitúan entre los más bajos de la Unión Europea. A ese respecto, señaló que mientras el precio medio del megavatio hora en la UE es de 75,8 euros, en el Estado francés es de 53,3 euros.

El Ejecutivo comunitario afirmó, finalmente, que prestará una especial atención a los derechos de los consumidores y a la energía como servicio público.

Para ello, prevé lanzar una Carta de derechos de los consumidores de energía, que incluya cuestiones como la pobreza energética, las exigencias de información para los consumidores sobre la posibilidad de escoger entre diferentes suministradores, acciones para reducir la burocracia cuando se haga el cambio y medidas contar prácticas de venta ilegales.



La patronal quiere todas las energías
La patronal europea (UNICE) respalda el objetivo de separar las actividades de suministro y distribución de las grandes empresas de energía y apuesta por «mantener abiertas todas las opciones» de recursos energéticos, incluyendo la energía nuclear y la procedente de combustibles fósiles. Apoyó esta opinión con el argumento de que si la energía nuclear no aumenta en el futuro, «el incremento de la demanda de energías renovables será tal que su precio se disparará y hará imposible de sostener la estrategia que se plantea para la Unión Europea». -


 
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