LONDRES
La ministra de Asuntos Exteriores británica, Margaret Beckett, defiende que Gran Bretaña se beneficiará de la entrada de Rumanía y Bulgaria en la Unión Europea, si bien Londres ha impuesto restricciones a los búlgaros y rumanos que acudan a trabajar a territorio británico. Las predicciones sobre el número de inmigrantes de estos países que entrarán en Gran Bretaña en este año varía de 56.000 a 180.000. Los conservadores consideraron que permitir a cualquier ciudadano de la UE trabajar en Gran Bretaña, si son trabajadores autónomos, supone un gran vacío legal.
El responsable conservador de Interior, David Davis, dijo recientemente que las medidas impuestas por el Gobierno «abren la puerta al abuso». En cambio, Beckett subrayó que «en los últimos años el crecimiento económico en ambos países ha sido rápido y ha crecido el comercio con Reino Unido» Estos dos países traerán sus particulares contribuciones a la UE, añadió.
Derechos limitados
Londres ha anunciado ya que se limitarán los derechos de trabajo de búlgaros y rumanos en Gran Bretaña. El único tipo de trabajo no cualificado que se permitirá será en la agricultura y en la industria alimentaria.Las leyes europeas permiten a rumanos y búlgaros vivir libremente en Gran Bretaña y trabajar como autón- mos. Los críticos del Gobierno consideran que estos planes no pueden funcionar. En 2004, se esperaba la llegada de 15.000 inmigrantes al año de los citados ocho países, pero en dos años llegaron 600.000, una cifra muy por encima de las previsiones.
Desde el Gobierno se indica que la política de puertas abiertas ha sido un éxito porque ha permitido que los inmigrantes cubrieran puestos de trabajo que estaban vacantes.
En relación a esta cuestión, sindicatos chipriotas expresaron su preocupación por la posible llegada masiva de trabajadores desde Bulgaria y Rumanía y su repercusión en la situación del mercado de trabajo de la isla, sobre todo por la competencia que puede suponer en los empleos con salarios más bajos.
En la actualidad hay alrededor de 5.000 trabajadores de origen rumano y búlgaro empleados, principalmente en los sectores turístico e industrial y los sindicatos creen que esta cifra puede doblarse en 2007.