Si hay algo que pone los pelos de punta a la fachenda más fachendosa es que los pobres de la Tierra se abran paso y ocupen, aunque sea poco a poco, su propio territorio y sean un poco más dueños de su propia vida y trabajo.Ayer “El Mundo”, en un ignominioso editorial titulado de forma burlesca «La internacional del poncho», se lamentaba delo que empieza a suceder en América.
Decía el editorialista de Pedro J. que «las tomas de posesión de Quito, Managua y Caracas han vuelto a atraer la atención sobre el avance del populismo en Latinoamérica». O esa, el retroceso de la fachenda.
Y agregaba el escriba que «si la semana pasada juraron el cargo Chávez y Daniel Ortega, el lunes fue el turno del último socio del club, el ecuatoriano Rafael Correa, cuyas primeras medidas convocatoria de un proceso constituyente, renegociación de la deuda y drástico recorte de su sueldo dan una idea de hasta qué punto sigue la senda de sus colegas. Su proclama de que ha concluido la ‘noche neoliberal’ completa el retrato». ¿Y dónde está lo malo?
Le pica más que las pulgas porque nos suelta a continuación que «el ciclo electoral que ha vivido la región en 2006 ha propiciado un mapa de poder escindido entre la izquierda moderada que gobierna en Chile, Brasil, Perú o Uruguay y el bloque demagógico que abandera Chávez y al que ya se han sumado los presidentes de Bolivia, Nicaragua y Ecuador, amén del moribundo régimen cubano».
Reconoce el escribiente fachendoso que «la miseria de
grandes capas sociales en Ecuador la pobreza alcanza al 60% de la
población y el fracaso de las medidas del FMI han propiciado un innegable
caldo de cultivo para el retorno de una retórica antiimperialista que parecía
enterrada» para soltarnos a continuación una de las memeces que merecen ser
grabadas en piedra:«Sin embargo, nada de esto hubiera sido posible sin los altos
precios del petróleo, que han dado a Chávez dinero para financiar las campañas
de los candidatos más radicales. He aquí un nuevo ejemplo de lo que Thomas L.
Friedman llama la primera ley de la petropolítica: cuanto más pagan los mercados
por el barril de crudo, más terreno pierde la democracia en el mundo. Así pues,
Chávez es el promotor de esta inquietante internacional del poncho que abomina
del libre mercado». Ahí está la clave del cabreo de los defensores del
capitalismo salvaje. - msoroa@gara.net