Hay lo que hay. Y no vivimos días para perdernos en elucubraciones sobre lo que pudo haber sido y no fue. Hay, como reza el dicho, lo que hay. Nos guste mucho, poco o, simplemente, nada.
Y lo que hay es, detalle arriba, detalle abajo, lo que vemos. Hay que ETA ha interrumpido su alto el fuego con un atentado de dimensiones casi colosales y dos muertes que, a todas luces, no eran deseadas por los autores del atentado. Y hay también una confirmación por parte de esa misma organización de mantener la tregua anunciada el 22 de marzo pasado. Con las salvedades que cabe imaginar en un tiempo inmediato de incertidumbre y relativa confusión, claro. Hablamos de algo más contundente, de algo que resulta estructural y no excepcional.
También hay crónicas del pleno parlamentario del lunes en Madrid. Ahí leemos que la derecha ultramontana sigue emboscada en los riscos a la espera de bajar a tierra llana para llevarse por delante al independentismo vasco y, no lo olviden, también a los autonomistas tibios y hasta a los socialdemócratas de Zapatero. Ya sabemos cómo se las gastan los que siguen con el ministro franquista Fraga como presidente vitalicio. (Por cierto, ¿imaginan a un ministro de Hitler como presidente de un partido en Alemania? Cuando escuchen a Rajoy hablar de «democracia», reparen en el detalle).
Hay más cosas. Por ejemplo, hay el papelón que ha jugado y parece querer seguir jugando el jelkidismo. Hablaron desde sus filas del riesgo de caer en los engaños de Zapatero-Espartero y lo hicieron, además, en tono de reproche a ETA y el conjunto de la izquierda abertzale. Como si estuviéramos en la antesala de una rendición ignominiosa ante un encantador de serpientes. Lo hizo Joseba Egibar, ¿recuerdan? Y su jefe de filas, el portavoz de su Ejecutiva, su lehendakari y su vocero parlamentario se han deshecho luego en elogios al Zapatero-Espartero que traicionó el com- promiso con los vascos en nombre de la indisoluble unidad constitucional de la Monarquía. Tantos elogios, además, que provocaron el ho- menaje más sentido por parte de los diputados del PSOE al presidente del EBB. Si no hubiera nacido Kafka, éstos escribirían “El Proceso”.
Pero, no nos perdamos en detalles, lo que vemos es lo que hay. ¿Quién se resigna? Un poco de visión, por favor. Y si pintan bastos... ¡con un par! -