Raimundo Fitero
Prisiones
Un programa de la primera estatal dio en directo la entrada en prisión de Farruquito. Con despliegue de medios y, sobre todo, con despliegue de tópicos, toques xenófobos y un trato a un reo que sea cual sea su condición social, raza, incluso delito, no se debería permitir que una televisión institucional emplease sus recursos para hacer un amarillismo de tal entidad. En una privada, sigue siendo amarillismo y sigue siendo un mal uso de la libertad de expresión, pero tiene, al menos desde una postura neoliberal, una salvedad, no se utilizan los recursos económicos públicos para cometer la abyección.
Y es que en el periodismo actual, especialmente en esas actividades que no se acaban de definir y que suceden en las televisiones, las prisiones son un plató, una fuente de ingresos por audiencias, y se han perdido totalmente los papeles democráticos. Estoy hablando de presos y presas de toda índole y condición. Personas condenadas por unos tribunales y que solamente tienen suspendidos los derechos que esas sentencias revocan. El resto de derechos los mantienen, y si alguien, sean jueces, fiscales, políticos o periodistas se los conculcan, cometen delito. Y, sobre todo, se convierten en vengadores y en arbitrarios, es decir no utilizan ningún criterio de los que se defienden teóricamente en los principios básicos de las democracias representativas.
Parece obvio que Farruquito es un fenómeno mediático, y que en su caso se ha vertido mucha ideología previa, pero se le debe respetar. Y podemos seguir juzgando los comportamientos de los medios con otros reos o inculpados que salen constantemente en tertulias y son vilipendiados y asediados en sus entradas y salidas. Ni que decir tiene que si esto lo llevamos al terreno de los presos vascos, el asunto clama al cielo. Ya no se trata de amarillismo, sino de complicidad en casos sangrantes. De contribuir a mantener injusticias más allá de cualquier entendimiento, de ensañamiento contra colectivos, algo que escapa a la lógica y que entra dentro del desenfreno totalitario y aniquilador que esperemos algún día tenga reparación en los propios tribunales que ahora se desentienden o se extienden en su manto de ahogamiento. -
|