Zangoza abre una exposición con veinte relojes de torre, varios de los cuales se remontan al siglo XVIII
·La muestra, inaugurada ayer, se puede visitar en la sala del convento de los padres capuchinos
ZANGOZA
La sala del convento de los padres capuchinos de Zangoza acoge desde ayer una exposición de relojes de torre, un conjunto de veinte piezas que fueron cedidas al Ayuntamiento y que han sido restauradas en Corella después de haber permanecido durante varios años en el monasterio de Iratxe.Tres de los relojes que conforman la colección se remontan al siglo XVIII, doce al XIX y cinco al XX. La exposición no se limita a la mera exhibición de las piezas, sino que permite ver, a través de un reloj en funcionamiento, la coordinación y precisión de movimientos en estas maquinarias. Los asistentes podrán conocer además a través de un vídeo la historia del reloj, desde los de sol, surgidos hace 3.500 años, a los de torre, pasando por las clepsidras. La exposición se completa con paneles que describen la vida en Zangoza en los siglos XVIII, XIX y XX, así como con diversos documentos que dan cuenta de la historia de los relojes y relojeros de Zangoza.
Desde 1543 Zangoza ya en 1543 contaba con relojes públicos parroquiales. Tres años después, Arnaut de Casanoba, artesano cerrajero, y el Ayuntamiento firmaron un convenio para construir un reloj que fuese útil para todos. Más tarde su hijo Remón de Casanoba fue un reputado y famoso relojero. Pero los documentos antiguos también hablan de otros relojeros relacionados con la localidad sangüesina, como Juan de Casanoba, Francisco Xatres (1590), Juan de Baquedano (1657), Miguel Oset (1794) o Francisco Oset (1795). El listado incluye también a relojeros más recientes, como Miguel Casajús, uno de los más importantes artesanos del hierro de Zangoza. En el siglo XIX, Casajús se encargó del mantenimiento y la reparación de los relojes municipales.
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