DONOSTIA
La exposición “Documentos, la memoria del futuro”, que se puede ver hasta el 17 de marzo en Donostia, muestra a través de fotografías y vídeos «fragmentos de nosotros mismos y del mundo que hemos construido» que constituyen un retrato de nuestra civilización actual, en palabras de Rosa Olivares, la comisaria de la muestra, instalada en el Koldo Mitxelena.
Los trabajos que se exponen son «documentos» creados por nueve artistas que exploran, a través de sus obras, los conflictos, la inmigración, la realidad y la ficción. «Hablan de lo colectivo y lo particular, de aspectos de sociedades opulentas y descreídas, de muerte y de dolor, de asesinatos estúpidos y crueles», pero también de «la violencia oficial», del pasado, el presente y el futuro.
El colombiano Juan Manuel Echavarría, por ejemplo, recoge en unos vídeos los testimonios cantados de supervivientes de las matanzas en su país.
La sueca Ann-Sofi Siden también reconstruye historias del pasado. En sus fotografías y vídeos, escenifica los delitos que históricamente se han adjudicado sólo a las mujeres, tales como la brujería, la prostitución y el aborto. Las fotografías son como ilustraciones en blanco y negro y van acompañadas con un texto explicativo.
El fotógrafo de guerra francés Luc Delahaye cuenta a través de sus imágenes diferentes conflictos bélicos y acontecimientos de actualidad, «tal y como él los vio». Con la técnica del fotoperiodismo, reconstruye obras herederas directas de la pintura de historia.
También de guerra habla la obra del libanés Walid Raad, quien nos descubre la destrucción provocada por los bombardeos y la guerra que, aunque intermitentemente, lleva padeciendo su país desde hace décadas. “My neck is thiner than a hair” es un archivo de 250 imágenes de coches-bomba explosionados en Líbano, con su documentación fotográfica y textual.
El estadounidense Brian Mckee retrata un Afganistán destruido por la invasión por parte de EEUU, primero, y la OTAN, actualmente: los exóticos y lujosos palacios convertidos en escombros, las riquezas de una civilización transformadas en polvo, las costumbres de una cultura, olvidadas.
La visión más frívola de nuestro mundo queda plasmada en el trabajo del francés Jacques Fournel, que reúne diferentes instantáneas críticas con el turismo de masas, con esa burguesía que invade costas lejanas, paraísos perdidos y se hace fotos con el único objetivo de decir: «Yo estuve allí».
El fotógrafo estadounidense Alec Soth construye una historia ubicada en las cataratas del Niagara (Canadá), un lugar mítico de los viajes de luna de miel de los norteamericanos, con fragmentos reales: el traje de novia, las cartas de amor, los hoteles de recién casados...
El argentino Sebastián Friedman, por su parte, se circunscribe al mundo laboral y de las relaciones personales en su serie “Familia doméstica”.
La parte científica de nuestra sociedad también tiene un hueco en la exposición, donde está representada por las imágenes en las que los españoles María Bleda y José María Rosa dan a conocer los principales yacimientos arqueológicos de la historia de la evolución humana como Atapuerca (Burgos), Forbes Quarry (Gibraltar) o Zhoukoudian (China).