Josebe Egia
Cínicos fuera
Ha muerto Ryszard Kapuscinski, reportero polaco de reconocido prestigio internacional. Escribió muchos libros; uno de ellos, “Contra los periodistas”, que podía haber titulado “Contra los periodistas cínicos”. Estaba considerado adalid de la ética en esta profesión y un gran maestro del periodismo moderno; y le alarmaba que el cinismo fuera la moneda corriente del oficio que escogió.
Leyendo su obituario en “El País”, donde se alababa su imparcialidad, no pude menos que ¿asombrarme? Este medio, cada vez que se refería a Iñaki De Juana, machaconamente ponía los atentados por los que fue condenado y añadía que sólo cumplió condena 18 años, de los 3.000 que le echaron. Ahora, cuando el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha decidido que siga en prisión preventiva y sometido a ali- mentación forzosa a pesar de la advertencia médica de que esto entraña un alto riesgo de fallecimiento o graves secuelas se despacha el viernes con un editorial en el que afirma que cabía otra posibilidad, da argumentos para ello y se contradice de sus soflamas incendiarias.
Otra gran muestra de cinismo y prepotencia la está dando Moshe Katsav, presidente de Israel, acusado de violación, acoso sexual, abuso de poder; obstrucción a la justicia, grabación ilegal de conversaciones de empleados, fraude, corrupciónŠ ni más ni menos que por el fiscal general del Estado, quien ha decidido que debe ser procesado.
Catorce han sido las denuncias que se le han investigado, varias de ellas correspondientes a diez mu- jeres que han culpado en todo este tiempo al presidente de distintas formas de acoso sexual y que se desestimaron por haber prescrito. En este momento, salvo marcha atrás del fiscal que no se prevé, se le va a juzgar por la denuncia de cuatro mujeres que trabajaron con él durante su mandato actual como presidente y, años antes, como ministro.
Más concretamente, Katsav, tras largos meses de investigaciones, es sospechoso de haber acosado sexualmente a tres empleadas, en uno de los casos con el concurso de abuso de poder para obtener sexo no consentido cuando era ministro de Turismo, entre 1998 y 1999, y de violar a quien fuera su secretaria en la residencia presidencial de Jerusalén. Por si esto fuera poco, también es acusado de obstrucción a la justicia por su hostigamiento a testigos que han relatado con detalles las presiones recibidas para que dejaran de hablar, y por fraude en la compra de regalos personales con dinero público. Todo ello según las pruebas y testimonios tajantes y fidedignos con que cuenta el fiscal general, quien, en un caso como éste, habrá hecho un esfuerzo mucho mayor que el normal, ya que el sospechoso es nada menos que el presidente del Estado.
Katsav, como era de esperar, niega airadamente las acusaciones como el alcalde de Ponferrada con Nevenka Fernández, sin ir más lejos y se considera víctima de una conspiración orquestada por sus enemigos políticos. Por si acaso, y contra toda decencia personal y política, se ha intentado aferrar a la inmunidad del cargo hasta que, obligado por sus propios correligionarios del Likud y por el compromiso que asumió ante los jueces de la Corte Suprema por la posibilidad de que el fiscal general decidiera procesarlo por los delitos sexuales que se le imputan, ha solicitado el cese temporal en sus funciones. Vamos, que dimitir y afrontar el proceso como un ciudadano más, que sería lo decente y lo que había anun- ciado en rueda de prensa su abogado, ni de broma.
Contra todo pronóstico, y a pesar de que la prensa, la opinión pública israelí y hasta las ministras de Justicia y Educación, Tzipi Livni, y Yuli Tamir, se habían sumado a las peticiones de dimisión, y que para iniciar el proceso de destitución en el Parlamento sólo se necesitaban la firma de 20 diputados o diputadas de las y los 120 que lo componen, el Legislativo ha decidido aceptar la petición de Katsav y suspenderle de sus funciones durante tres meses. Irónicamente, Livni, que es ministra de Asuntos Exteriores, ostenta provisionalmente la cartera de Justicia porque el titular, Haim Ramón, ha abandonado temporalmente sus funciones tras ser acusado también de acoso sexual a una joven.
Decía Ben Gurion, uno de los fundadores del Estado, que «Israel será un país normal cuando tenga sus propios ladrones». Lo hicieron rápido, robando su territorio al pueblo palestino. Y se puede añadir a la «normalidad» que su Gobierno es criminal y corrupto.-
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