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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2007-01-29
Xosé Estévez - Emigrante gallego, historiador y profesor universitario
Migrantes por la resolución democrática del conflicto

La revolución industrial producida en el País Vasco desde la segunda mitad del siglo XIX originó hasta la actualidad cuatro oleadas inmigratorias, que amenizaron, con sus asentamientos esparcidos a lo largo y ancho de la geografía vasca, el lujurioso verdor de su variedad paisajística. Los emigrantes de las tres primeras riadas procedían fundamentalmente de las naciones y regiones más deprimidas, que adornan el variopinto mosaico peninsular. Este servidor que mal escribe pertenece, en concreto, a la nación galaica, cuya comunidad residente actualmente en Euskal Herria ronda las 57.000 personas, más de la mitad mujeres. En la última y más reciente se han instalado emigrantes extrapeninsulares, originarios de otros continentes. De esta manera un alto porcentaje de la actual población de Euskal Herria tiene, en una elevada proporción, proveniencia foránea de primera o segunda generación, sin que por ello se haya resquebrajado el sentimiento y la conciencia de pertenencia a una comuni- dad, provista de personalidad nacional específica y singular dentro del concierto polifónico que conforma la armónica variedad del mundo, donde las distintas voces deberían conformar un solo coro. En esa multiplicidad precisamente radica la enorme riqueza del universo, que puede contemplarse y admirarse desde la minúscula ventana de una pequeña patria como la vasca.

Todos los emigrantes venimos cargados con las diferencias inherentes a nuestras propias identidades culturales y/o nacionales, pero poseemos dos elementos comunes, la pertenencia mayoritaria a las clases sociales más desfavorecidas y la intensa búsqueda de un medio de subsistencia para sobrevivir, para huir de la represión y la corrupción o para mejorar ostensiblemente los magros recursos en sus países de nacimiento. La necesidad, por tanto, y no el afán de aventura, nos expulsa, en general, hacia el viaje emigratorio, ya sea ésta inducida por causas económicas, ya sea por razones político-ideológicas. En todo caso ambas se derivan de las explotadoras estructuras del depredador capitalismo neoliberal que mundializa la pobreza, pero no globaliza de manera justa y equitativamente distributiva la riqueza.

El vehemente empeño de supervivencia dota a los inmigrantes de una imperiosa determinación de adaptación a la nueva realidad receptora, aun a riesgo de sufrir trastornos en su chasis vital psicosomático. Pero por encima de todo ello se impone la adaptación integradora e integral, que se relaciona estrechamente con las más elementales normas de la educación y el agradecimiento hacia el Pueblo Vasco, generoso en el recibir y solidario en el compartir. En mi caso concreto reconozco sin paliativos el derecho inalienable a la diferencia, pero también el deber inexcusable de la semejanza. No renuncio al tronco que hunde sus raíces en la identidad primigenia, pero abro las ramas de mi corazón al viento de la fraterna solidaridad euskara.

Ante esta encrucijada histórica en la que el País Vasco busca la resolución democrática de un secular conflicto, un número no despreciable de emigrantes, a título meramente individual, hemos pensado que el silencio era una traición a esta sociedad.

El pueblo vasco no merece convivir estructuralmente con la violencia, venga de donde ven- ga, que hunde sus orígenes en un secular e histórico conflicto de encaje de soberanía entre dos poderosos estados. Amamos a este Pueblo, nos duelen sus penas, días y trabajos como si fueran íntimos, y sólo pretendemos aportar nuestro grano de arena para elaborar el hormigón que sustente un futuro en paz a través del procedimiento más distintivo del ser humano: el diálogo. Sólo la palabra, antes, ahora, siempre, en la vida y en la muerte es capaz de deshilvanar la madeja de la espiral de la violencia.

Creo personalmente que sería absolutamen-te necesario que ETA abandonase la comisión de atentados y continuase con la tregua y alto el fuego anunciados. Pero también los estados español y francés deberían a su vez aplicar medidas de distensión para allanar el proceso, algunas de las cuales ni siquiera supondrían la conculcación de las leyes. Me refiero concretamente al acercamiento de los presos.

Por todo ello, miembros integrantes del amplio abanico inmigratorio hemos decidido lan- zar este manifiesto a la opinión pública con la esperanza de que contribuya al proceso de paz y de resolución democrática del contencioso vasco. Creemos que el documento se basa en valores democráticos, universalmente reconocidos. Hacemos un llamamiento para que emigrantes, fuerzas políticas y organizaciones cívicas sociales y sindicales muestren su adhesión a él, dejando a un lado diatribas estériles y enfrentamientos partidarios.

«Un amplio colectivo de migrantes, diseminados a lo largo de la geografía vasca, de ideología plural y diferentes sensibilidades, procedentes de diversos estados, naciones y regiones, ante el proceso re- conciliatorio de paz y democráticamente resolutorio del conflicto que vive el País Vasco, como sujetos de derechos y ciudadanos radicados en él, deseamos poner en marcha una iniciativa abierta y manifestamos lo siguiente:

­1) Vivimos un doble compromiso: el mantenimiento de las raíces de nuestra originaria identidad y el asentamiento físico y social en un país como Eus- kal Herria que traba- ja ejemplarmente por mantener y desarrollar su propia cultura. Los y las vascas, gente hospitalaria con la que compartimos pan, hogar, trabajo y familia, corroboraron a través de nosotros el verdadero sentido internacionalista de la hermandad de los pueblos.

­2) En razón de lo expuesto apoyamos sin reservas el proceso de normalización política, que debería basarse, a nuestro entender, en los valores del respeto a la pluralidad, a los derechos humanos, a la identidad nacional, al derecho de autodeterminación y al de libre decisión de los ciudadanos/as vascos/as.

­3) En la medida de nuestras posibilidades nos comprometemos a difundir en nuestras comunidades y pueblos de origen las causas reales del conflicto y las aspiraciones mayoritarias de la sociedad vasca para la resolución democrática y definitiva del mismo».

Una vez redactado este manifiesto la nueva coyuntura derivada de la explosión en la Terminal 4 de Barajas, reivindicada por ETA, con la irreversible consecuencia de la pérdida de las vidas humanas de dos emigrantes nos ha impelido a añadir la siguiente consideración: «La trágica y lamentable muerte de dos emi- grantes ecuatorianos en atentado producido en Madrid el 30 de diciembre reafirma la necesidad de proseguir en el impulso del proceso de paz según los criterios anteriormente enunciados, deseando que el derramamiento de su sangre sea la última y fruc- tífera semilla en el logro de este anhelo». -


 
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