Más franquistas que Franco (una tradición)
Ha muerto Esperanza sin la última mirada de su hijo. Ahora sólo faltaría que este hijo muera sin tener siquiera, como el nazareno, a su madre junto a la voluntaria cruz de su camacho
Ha muerto Esperanza Chaos. La madre de Iñaki de Juana, preso preventivo de opinión por el uso, al parecer, agresivo de la pluma. Antes de esta situación había cumplido la larga condena que se le impuso de acuerdo con las leyes de Franco. Tenía que ser excarcelado pero tocó a rebato contra su libertad el sector de opinión de los «más franquistas que Franco". Como efecto colateral -quizás no expresamente deseado- Iñaki no ha podido abrazar a su madre antes de morir. Llevaban año y medio sin verse, precisa la prensa.
El hecho aviva una parte de mi «memoria histórica".
Estando en funciones consulares en Viena, entre 1966 y 1968, un «terrorista" de entonces, como se consideraba a los comunistas españoles refugiados en Praga, solicitó a la sección consular de la embajada un permiso que otorgaba el Ministerio de Gobernación para viajar a España en casos humanitarios especiales. El suyo: asistir a los últimos momentos de su madre agonizante. Caso de obtenerlo, se le garantizaría un corto periodo de estancia en nuestro país con el compromiso del Gobierno de respetar la libertad de entrada y salida del interesado sin cortapisa alguna. El comunista a que me refiero precisaba que años antes, hallándose su padre cercano a la muerte, se le había denegado el permiso de viaje a pesar del interés que había puesto el embajador para conseguirlo, por lo que le guardaba eterna gratitud.
Pedí su expediente dispuesto a repetir el apoyo esperando más éxito esta vez. Topé con la carta del embajador comunicándole la negación del permiso expresándole su gran pesar. Ante mi asombro, apareció después, en el ordenado expediente, el escrito del Ministerio de la Gobernación autorizando su viaje a España y adjunto a él una nota del embajador: «El agregado militar francés me dice que se trata de un peligroso comunista, fichado como tal en la época en que residió en Francia. Vistos estos antecedentes no procede comunicarle la respuesta positiva a su petición".
El tal Torquemada daba la imagen de persona bondadosa, ponderada y de cristiano de diaria comunión. Por este «más franquista que Franco", el padre del «peligroso" comunista murió sin poder estrechar a su hijo en sus brazos para un último adiós.
No se repitió el caso con su madre, pues con celeridad e interés conseguimos, con el apoyo, esta vez real, del embajador en funciones, la autorización humanitaria y con toda urgencia se le envió directamente a Praga un pasaporte que hubiese debido recoger personalmente en Viena.
Llegó así a tiempo para cumplir su piadoso deber filial, gracias a que no hubo esta vez «más franquistas que Franco" para inventar alguna especie de «peligrosidad indefinida en caducidad".
En cuanto a Iñaki de Juana, ya ha muerto Esperanza sin la última mirada de su hijo. Ahora sólo faltaría que este hijo muera, sin tener siquiera, como el nazareno, a su madre junto a la voluntaria cruz de su camacho.
Y que la «alternativa" se muestre satisfecha al enterarse de la noticia. Uno mi voz a los que piden clemencia: Iñaki askatu.