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la experiencia irlandesa

«La cuestión de la ilegalización de Batasuna debería arreglarse ahora"

Josu JUARISTI

¿Cómo valora la reciente visita de una delegación de la izquierda abertzale a Irlanda?

Para Sinn Féin ha sido un placer dar la bienvenida a Arnaldo Otegi y a Pernando Barrena a Irlanda. El objetivo del viaje era intercambiar opiniones sobre los últimos acontecimientos en los procesos de resolución del conflicto tanto en Irlanda como en Euskal Herria. Además del encuentro que tuvieron conmigo y con otros miembros de mi partido, también pusimos facilidades para que Batasuna se reuniera con el SDLP, representantes de las comunidades unionista y protestante, y el ex-taoiseach o lehendakari irlandés Albert Reynolds. El objetivo de estas reuniones era el de permitir que Batasuna tuviera acceso a la gama más amplia posible de experiencias de la situación irlandesa.

¿Cómo actuó Sinn Féin ante la crisis de las negociaciones y el posterior fin del cese el fuego del IRA en febrero de 1996?

El cese el fuego declarado por el IRA en 1994 creó una oportunidad histórica para la paz. Abrió la puerta a conversaciones entre todos los partidos políticos y los gobiernos irlandés y británico. Desgraciadamente, el Gobierno británico del conservador John Major incumplió su compromiso para iniciar conversaciones con todos los partidos. Prefirió establecer nuevas condiciones previas a la vez que hizo sustanciales concesiones a los unionistas. A consecuencia de esto, el alto el fuego se vino abajo en febrero de 1996.

En seguida, Sinn Féin comenzó la ardua tarea de volver a construir un contexto para un segundo cese el fuego y el comienzo de conversaciones entre todos los partidos. Teníamos claro que la mejor manera de resolver un conflicto -cualquier conflicto- es a través de un proceso de diálogo y conversaciones entre todos los partidos. Hicimos un llamamiento a todos los protagonistas para que hicieran todo lo que estaba en su poder para volver a encarrilar el proceso.

La llegada al poder en el Ejecutivo londinense del partido de Tony Blair abrió nuevas posibilidades, las cuales se exploraron a fondo. El IRA respondió afirmativamente, declarando un segundo alto el fuego en julio de 1997, y en setiembre se iniciaron negociaciones entre todos los partidos en Belfast.

La decisión del Gobierno laborista de Tony Blair de abandonar la política negativa del anterior gobierno conservador permitió una salida del punto muerto, mientras que el deseo del Ejército Republicano Irlandés de tomar iniciativas que favorecieran las posibilidades de paz abrieron un camino hacia las conversaciones que condujeron al famoso Acuerdo de Viernes Santo en la Semana Santa de 1998.

¿Cómo podríamos traer esa experiencia a la actual situación en Euskal Herria?

Me resisto a prescribir una receta para el trato y resolución del bloqueo en ese proceso. Sólo puedo hablar según mi experiencia en Irlanda y de nuestro proceso. Aquí, si algo se aprendió del período entre 1996 y 1997, es que en un proceso en crisis hace falta un liderazgo fuerte, una disposición de parte de los gobiernos a tomar riesgos para conseguir la paz, y un compromiso político mutuo de todos los partidos, si se quiere progresar. Para esto, el diálogo es fundamental. Los políticos deben demostrar una voluntad política para abrir el diálogo. Por otra parte, las estrategias basadas en la exclusión, la criminalización, la prohibición y la represión siempre son contraproducentes.

¿Cree, como idea general, que puede hallarse una solución mientras se ignoran las causas que generaron el conflicto?

Yo no puedo dar recetas sobre el proceso en su país. De hecho, sería un grave error que lo hiciera. Sólo puedo hablar del proceso aquí. Otros deberán sacar conclusiones sobre qué lecciones se pueden aprender de otros procesos y experiencias. En nuestro caso, observamos el ejemplo de Sudáfrica y procuramos aprender algunas lecciones, sin olvidarnos de las diferencias existentes entre ambas situaciones.

Como consecuencia, al inicio del proceso de paz en Irlanda Sinn Féin defendió insistentemente la tesis de que todos los partidos deben tener el derecho a traer todas sus reivindicaciones a la mesa de negociaciones. Nadie puede imponer condiciones previas, y ningún resultado de las negociaciones puede descartarse de antemano. Me parece que el que cualquier partido se niegue a hablar de temas que son importantes para otros participantes es contraproducente.

¿Es posible crear confianza cuando no se cumplen los acuerdos, compromisos y garantías acordados?

En mi experiencia, sólo se puede construir mutua confianza si todos los protagonistas trabajan juntos. Es importante en cualquier procreso de paz que cada lado busque construir la confianza en los demás. Requiere tiempo. Cuesta. Y siempre quedan dudas y sospechas. Por supuesto, habrá reveses, pero los que estamos resueltos a obtener una resolución justa y duradera de los conflictos que nos rodean no tenemos otra elección que perseguir nuestros objetivos por medio del diálogo. La resolución de los conflictos siempre supone negociar con los enemigos y adversarios, lo cual por su propia naturaleza conlleva cierta desconfianza.

Batasuna sigue siendo un grupo político ilegalizado, y hay elecciones en mayo, ¿cuál es su opinión sobre esta situación?

Cuando estuve en el País Vasco en 2006 hice la observación de que se iba a levantar la prohibición a Batasuna y que más valía que todos se hiciesen a la idea. Sigo opinando lo mismo. Simplemente carece de toda lógica que uno de los principales protagonistas en un proceso de paz esté prohibido, en cualquier proceso que sea. El que las legítimas actividades políticas de Batasuna sigan siendo obstaculizadas por una Ley de Partidos Políticos que va en contra de la lógica de la resolución de conflictos es un tema que, claramente, tiene que resolverse. Y ahora es cuando eso debería arreglarse.

¿Desde su experiencia, cuál sería su consejo para todos los partidos implicados en el proceso vasco?

Siempre soy cauteloso a la hora de ofrecer consejos a gente implicada en la resolución de conflictos en otros lugares del mundo. Está claro que lo que ha funcionado en Irlanda ha sido el diálogo y la inclusión, y que lo que han causado problemas han sido las evasivas y las negativas. Cuando existe una voluntad política de progreso, y cuando todos los protagonistas se implican en unas negociaciones reales y significativas, siempre se puede progresar.

¿Cuál ha sido su experiencia al tratar con aquellos partidos que rechazan de plano la posibilidad de dialogar?

Sinn Féin ha trabajado con gran empeño para intentar vencer la resistencia de los unionistas, y en particular del DUP, a los principios básicos de resolución de conflictos. Es una labor que aún continúa. Hace falta tomar riesgos, valentía y estar dispuesto a tomar iniciativas para el bien del proceso en su conjunto. Es imprescindible que se anime a los que se opongan a la paz a que se impliquen en el proceso, pero es igualmente importante que no se les permita obstaculizar o distraer a los que tienen un interés serio en acabar con el conflicto impidiendo que estos se dediquen a la importante tarea de encontrar auténticas soluciones a las causas del conflicto: soluciones basadas en la igualdad, la justicia y el respeto por los derechos, que incluyen el derecho de un pueblo a decidir sobre su propio futuro.

GERRY ADAMS
presidente de sinn féin A estas alturas de su vida política, Gerry Adams es toda una referencia incluso en Euskal Herria. El presidente de Sinn Féin ha querido charlar con GARA sobre la situación política por la que atraviesa Euskal Herria, siempre con la sincera voluntad de compartir su experiencia en el proceso político irlandés.
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«Los políticos deben demostrar una voluntad política para abrir el diálogo. Esto es fundamental"
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«La resolución de conflictos supone negociar con enemigos y adversarios (...). Carece de toda lógica que uno de los principales protagonistas esté prohibido"
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«El que un partido se niegue a hablar de cosas que son importantes para otros es contraproducente"

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