Otra descentralización para evitar una segunda transición
El domingo se refrendó el nuevo Estatuto andaluz y el miércoles se aprobó el balear, dos de las cuatro reformas estatutarias que se han llevado a cabo ya en este legislatura y otras cuatro esperan turno. El diario francés «Libération" tituló «España ha muerto, vivan las Españas". Como se verá, no es para tanto.La idea que propone el PSOE no es un nuevo modelo de Estado sino reforzar el actual. Así figura en un documento que aprobará su Comité Federal el próximo sábado 3 de marzo.
Iñaki IRIONDO
En menos de un año se han aprobado en el Estado español la reforma de cuatro Estatutos de Autonomía y otros cuatro esperan ya su turno en el Congreso de los Diputados. En su discurso de investidura, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció «un ambicioso plan de reformas de nuestro modelo institucional autonómico». La respuesta del PP fue argumentar que la ciudadanía no sentía estas reformas como una necesidad prioritaria, al tiempo que cuando era necesario azuzaba la idea de que España se resquebraja. Sin embargo, lo cierto es que de las cuatro reformas aprobadas dos corresponden a comunidades con presidente del PSOE -Catalunya y Andalucía- y las otras dos están presididas por el PP -Valencia y Baleares-.
Lo que el PSOE pretende es consolidar el modelo constitucional. Su plan de reformas se basa en que es preciso adaptarse a los cambios que se han producido en los últimos treinta años, pero «nunca ha cuestionado el modelo autonómico de nuestra Constitución, ni ha pretendido reformarlo. Al contrario, pretende consolidarlo y reforzarlo». Así puede leerse textualmente en el manifiesto autonómico que el partido ya tiene redactado y que su Comité Federal aprobará el próximo sábado 3 de marzo. En el documento -titulado «Un nuevo impulso a la España de las Autonomías»- el PSOE destaca que «la idea de España que proponemos no es un nuevo modelo de Estado sino ahondar en las propias raíces del Estado Autonómico español. Así frente a la exclusiva visión bilateral de los nacionalistas y el giro recentralizador del PP, el PSOE ofrece un desarrollo armónico del Estado Autonómico desde los principios de lealtad institucional y cohesión territorial».
Las posiciones teóricas del PSOE se entienden con mayor claridad si se hace un repaso a cómo han afrontado distintas propuestas de reformas en esta legislatura.
Primero llegó al Congreso la propuesta aprobada en el Parlamento de Gasteiz que incluía sin reservas el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo vasco. Su aprobación hubiera supuesto una ruptura del modelo autonómico como se entiende en la actualidad y el Estado se vería inmerso en una segunda transición. Si la primera fue el paso del modelo unitario de la dictadura a un modelo más descentralizado, la asunción del derecho a decidir de las naciones supondría una segunda transición hacia una unión de libre adhesión o desanexión. Algo que el PSOE no estaba dispuesto a afrontar. Por eso, en unión del PP, ni siquiera admitió a trámite la propuesta.
Después llegó al Congreso la reforma del Estatuto Valenciano, consensuada por PP y PSOE, en la línea de la mera descentralización, que pasó por las Cortes española sin más tensiones que las habituales de la pugna partidista. Fue aprobada definitivamente el 10 de abril de 2006.
Entre medio queda el modelo catalán. No era tan trasgresor como el de la CAV, pero tampoco se limitaba a la mera descentralización porque incluía reivindicaciones nacionales. La solución que aplicó el PSOE fue la del «cepillado» del que habló Alfonso Guerra
Si España se rompe las comunidades del PP quieren que les pille con el máximo de competencias. La práctica de los gobiernos de José María Aznar en relación al modelo autonómico la definió perfectamente el entonces ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, al señalar que la reforma de los estatutos de autonomía «no es una prioridad apreciada» por los ciudadanos, que demandan «más cohesión, más cooperación y más corresponsabilidad», especialmente en un momento en que las comunidades autonómicas han logrado «más autogobierno del que muchos jamás llegaron a soñar».
Sin embargo, y pese a sus discursos tremendistas sobre la ruptura de España, la práctica del PP en esta materia viene perfectamente explicada en la Disposición Adicional Segunda del Estatuto de Valencia, que viene a decir que cualquier competencia que obtenga otra comunidad autónoma o cualquier reforma de la legislación del Estado que suponga mayores cotas de autogobierno para otra comunidad serán aplicables también a la Comunidad valenciana, gobernada por el PP.
El PP inventa el «derecho constitucional de autor». En todo el proceso de reforma del Estatuto de Catalunya, el PP trató de erigirse en el paladín de la Constitución española. Durante aquel debate se prodigaron los manifiestos y decálogos en los que se defendía «la unidad y la soberanía nacional, que pertenece a un único titular, el pueblo español, considerado como un todo», y se proclamaba «el respeto al marco constitucional» para evitar que «por la vía de una aparente reforma estatutaria se de carta de naturaleza a reformas constitucionales que además suponen una quiebra de la unidad nacional».
Con ese tipo de argumentos, el PP interpuso un recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto de Catalunya, al considerar que su contenido no había sido todavía suficientemente rebajado en las Cortes españolas. Pero llama la atención que algunos de los artículos impugnados figuren después también, en algunos casos de manera literal, en el Estatuto de Andalucía, que el PP se ha encargado de destacar que es «perfectamente constitucional».
Sólo cabe entender que al igual que en la lucha contra el independentismo vasco se ha puesto en práctico el uso del derecho penal de autor, donde a alguien se le castiga no por lo hecho sin por quién es; se ve que en materia de constitucionalidad el PP ha seguido el mismo ejemplo, por lo que la peligrosidad de las reformas estatutarias no vendría dada por la literalidad de su texto sino por las intenciones que pueden adivinarse en la mayoría de la población de esa comunidad. Así, mientras que en Andalucía no se observan intenciones secesionistas o superadoras del marco actual en sectores amplios de la ciudadanía, no puede decirse lo mismo de Catalunya, por lo que conviene atar más en corto sus textos legales.
Y en esto, a fin de cuentas, acaban coincidiendo PSOE y PP, aunque con matices. Por ello, en la práctica, lo que vuelve a imponerse -como en los primeros Ochenta- es el café para todos. La descentralización general pretende evitar afrontar las peculiaridades de naciones como Euskal Herria. Es posible que, como decía Arenas, para la ciudadanía de Castilla-La Mancha su nivel competencial no sea una prioridad, pero la reivindicación de la mayoría de la sociedad vasca -y de gran parte de la catalana- está en otro estadio: no demanda competencias sino derecho a decidir.
Por ello, será difícil que el Estado español encuentre un equilibrio estable mientras no aborde la cuestión de la asimetría entre las naciones y comunidades que todavía lo conforman o -si se prefiere- la de la equiparación por arriba y que cada cual tenga derecho a decidir, tanto quien lo demande como quien no. Hoy la mayor fuente de disputas y recursos de inconstitucionalidad entre comunidades es el agua de los ríos, algo que en el ámbito europeo está resuelto en las relacio- nes entre estados. Quizá sea una forma de abordar la cuestión.
ANDALUCíA
Salió del Parlamento andaluz con el apoyo de PSOE e IU. El PP se sumó al consenso en los trabajos de la comisión bilateral del Congreso de los Diputados donde, entre otras cosas, incluyó diversas referencias a la unidad de España. Fue refrendado el pasado domingo con una abstención histórica cercana al 64%.
CATALUNYA
El proyecto contó con el apoyo del 90% del Parlament y la oposición del PP. Fue muy rebajado en la Cortes, provocando el desapego de ERC. Refrendado por la ciudadanía catalana el 18 de junio de 2006 con una abstención del 51%. Recurrido por el PP, el Defensor del Pueblo y cinco comunidades.
cav
La Comunidad Autónoma Vasca fue la primera en llevar a las cortes una propuesta de reforma del Estatuto y la única que lo ha hecho con la oposición de PSOE y PP en el Parlamento autonómico. El 2 de febrero de 2005 el Congreso de los Diputados rechazó incluso su toma en consideración, impidiendo su debate y negociación.
valencia
Mientras Catalunya trataba de consensuar su proyecto, la Comunidad Valenciana le tomó la delantera y el 4 de julio de 2005 presentó en el Congreso un texto consensuado por PSOE y PP, que tenía el voto en contra de EU-Entesa. La reforma está aprobada y recurrida por Castilla-La Mancha y Aragón por el agua.
baleares
La reforma del Estatuto de Autonomía de Baleares fue aprobado por las Cortes españolas el pasado miércoles y entrará próximamente en vigor. Tiene el apoyo del PSOE, el PP y Unió Mallorquina. ERC e IU se abstuvieron. El PSM-Entesa Nacionalista es contrario a la reforma pactada por los principales partidos españoles.
aragón
La reforma estatutaria de Aragón esta siendo debatida en el Congreso de los Diputados. De partida contaba con el apoyo inicial de PSOE, PP, Partido Aragones Regionalista e IU. La Chunta Aragonesista se abstuvo y su voto final está en función de los cambios o mejoras que Labordeta pueda introducir en el Congreso.
CANARIAS
Fue aprobado en setiembre en el parlamento insular con los votos favorables de PSOE, Coalición Canaria y el Grupo Mixto y la oposición del PP. El Congreso no ha comenzado todavía su debate, pero dirigentes de CC ya han expresado su temor de que el PSOE intente modificar el texto para atraer al PP como en el caso andaluz.
castilla la mancha
Es el último de los proyectos que ha entrado en el Congreso de los Diputados. Fue aprobado el pasado mes de enero con el acuerdo de PSOE y PP, únicos partidos representados en las Cortes de Castilla La Mancha. Valencia se ha posicionado en contra de algunas previsiones referidas a la caducidad del trasvase Tajo-Segura.
castilla y león
El Estatuto de Castilla y León cuenta con el apoyo de PP y PSOE y la oposición de dos diputados de UPL que propone la segregración de una comunidad leonesa y, hasta entonces, la bicapitalidad de Valladolid y León. El texto está a la espera de que el Congreso de los Diputado lo admita a trámite para su discusión.
GALICIA
El 17 de enero de este año los líderes de los tres partidos con representación institucional en el Parlamento gallego -PSOE, PP y BNG- decidieron aplazar sin fecha la reforma del estatuto ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo. Cabe recordar que el PP es el partido mayoritario, aunque gobiernan PSOE y BNG en coalición.