Los signos de interrogación estarían totalmente fuera de lugar en una auténtica confrontación política entre dos partidos que supuestamente representan dos proyectos contrapuestos. Aquí y ahora, por el contrario, cada vez más gente se hace esta pregunta.

¿Quiere o no quiere el PSN liderar una alternativa a UPN? Esta es la gran cuestión, y hay quien piensa que el partido de Chivite no quiere hacer tal cosa, pero no puede reconocerlo. Quizá sea un tanto exagerado proyectar esta sospecha sobre todo el partido, pero es evidente que algunos sectores se oponen a cualquier decisión que suponga enfrentarse frontalmente a UPN. Esto, apuntan, sería romper el «consenso» que ha marcado la política en Nafarroa desde hace más de 25 años. Como se recordará, Urralburu, el que luego fue pillado con las manos en el cajón, dio un giro de 180 grados a las posiciones del PSOE sobre la «cuestión navarra», sacó a los suyos del PSE y se sacó de la manga el PSN. Desde entonces, UPN y PSN han conformado una barrera monolítica contra cualquier atisbo de cambio político, y lo ha hecho junto a la patronal, numerosos medios de comunicación, ciertos sindicatos y algunos agentes que ahora querrían que olvidáramos el patético papel que han jugado en la historia reciente del país. Esa alianza ha saltado por los aires, pero no ha ocurrido por un cambio de estrategia del PSN, sino por un fracaso político que ha llevado al marco del Amejoramiento a una crisis de muy difícil resolución. Es ahora -precisamente- cuando la dirección del PSN debe decidir si da un paso adelante o intenta cerrar la herida en falso recomponiendo el pacto con UPN y la derecha mediático-económico-política.

A gritos se lo piden desde «Diario de Navarra» un día sí y otro también, y hasta el pesado de Mayor Oreja ha insistido en el rancio discurso de Navarra como guardián del destino de España, y ha apelado a un nuevo frente UPN-PSN. Estos mensajes hacen mella en un sector del PSN, y no ha pasado desapercibida la invitación a un patán como Bono para animar una penosa, sosa y errática precampaña. Si tienen que traer especímenes como éste para subir el listón, apaga y vámonos. Es comprensible que mucha gente se pregunte si realmente quieren ganar las elecciones, pero ¿y si quieren pero no saben hacerlo mejor? No seré yo quien decida cual de las dos hipótesis es más inquietante.