Respondo al artículo de Juan Mari Beldarrain, en el que se me cita.

La Diputación de Gipuzkoa ha hecho público, al día siguiente de haberlo recibido, un informe técnico en el que se verifica que la cueva de Praileaitz está bien conservada, se evalúan los efectos de las explosiones de la cantera Sasiola y se recogen las medidas a tener en cuenta por la empresa para garantizar la conservación de Praileaitz y de su entorno.

No siempre el que calla otorga. En este caso, sencillamente, se estaba esperando a la finalización de ese informe técnico, encargado en noviembre de 2006, que hemos hecho inmediatamente público y en el que se sustentan con datos contrastables las medidas de protección de Praileaitz propuestas.

¿Es descabellado afirmar que las instituciones no han hecho lo suficiente? No. Siempre se puede hacer más, pero además de la denuncia genérica conviene decir qué más se puede hacer. Porque de qué se trata: ¿de cerrar la cantera o de proteger Praileaitz?

Esta Diputación ha exigido con claridad desde un comienzo la protección legal de Praileaitz, ya conseguida, y seguirá trabajando en su desarrollo para garantizar la conservación y la futura puesta en valor de la cueva.