Raimundo FITERO
No ficciones
Si nos pasamos tantos minutos u horas de nuestra vida diaria frente al electrodoméstico esencial, ¿cuánto tiempo nos dedicamos a las no ficciones? ¿O deberíamos ponerlo en positivo, ¿cuánto tiempo pasamos ante la información no ficcional? Es trabajoso encontrar el término que se acerque a lo que nos sucede, porque información, realidad, verdad, son conceptos que parecen imposibles de casar junto a televisión sin provocar, cuando menos, una gran duda.
La otra noche, en «El Intermedio», y pido excusas a todos quienes se acercan a este rincón sin tener en sus hogares la señal de La Sexta, pero resulta ser uno de los pocos espacios en donde uno se reconcilia con la posibilidad de que cómicos, vividores impúdicos y equipos de redactores, dirección y producción televisiva sean capaces de entretenerte buscando tu complicidad. Decía que en el programa del Gran Wyoming estaba invitada la ministra de cultura, Carmen Calvo. Era el día que se había hecho ese gesto descompresor de conciencias consumistas de no utilizar el teléfono móvil, y por asuntos que no puedo concretar el mismo plató donde se hace normalmente el programa tampoco se utilizó.
La entrevista se realizó en la redacción. El conductor fue a maquillaje a saludar a la ministra y posteriormente, tras alguna de las secciones fijas del espacio llegó la susodicha. Se le agradeció que hubiera hecho un hueco en su agenda porque venía de Murcia y, zas, justo antes de entrar en materia, al Wyoming le dio un apretón y se fue a cagar. Era la entrada de la publicidad.
Lo que siguió fue una entrevista para demostrar que la señora Calvo está ahí por casualidad, que no tiene peso político y que culturalmente da ganas de cagar. Es una egocéntrica y que sus contestaciones son realmente penosas. ¿Se rieron de ella? No creo, ella es así. Dijo que era bueno que los personajes públicos salieran para que se viera qué había detrás de ellos, y Wyoming, raudo explicó con sorna: «unas docenas de figurantes que pagamos religiosamente para que aplaudan». Y aplaudieron. Lamentable imagen de una ministra. Magnífica actitud de un presentador de televisión. Que cunda el ejemplo.