La oportunidad perdida escuece. La apuesta al uno en la quiniela parecía fija. El equipo, la afición, todo el mundo era consciente de la importancia que adquiría el partido. Había que ganar, como sea, no se contemplaba otro resultado. El rival parecía el más propicio. Pero no ha podido ser. El equipo ofreció su peor versión. Una imagen preocupante, similar a la del comienzo de temporada. Un despropósito tras otro. Con el norte perdido y sin encontrar una vía a la que aferrarse. Sin embargo, siempre hay que rescatar algo positivo. De lo malo malo, estamos igual que antes. La permanencia está a tan sólo un punto. Igual que la semana pasada. Hemos perdido una jornada, pero es lo que hay. No queda otra que levantar la cabeza y mirar hacia adelante. Nadie dijo que iba a ser fácil. Seguimos teniendo opciones y estoy convencido de que también condiciones.