Portland tumbó ayer al Ciudad Real, vigente campeón de Europa, en un partido memorable. Los navarros debían de remontar el 26-21 con el que cayeron en el Quijote Arena para acceder a las semifinales de la Liga de Campeones, por lo que no tenían más remedio que apelar a la épica si querían eliminar a un equipo tan galáctico como el manchego. Pues bien, con Ivano Balic y, sobre todo, con Tomas Svensson como estrellas, el equipo dirigido por Zupo Ekisoain se merendó a su rival, que para cuando quiso espabilar ya era demasiado tarde.

La clave del choque estuvo en la impresionante actuación de Svensson, cuyas primeras intervenciones tuvieron tintes sobrehumanos. El meta sueco salió en sustitución de Kasper mediada la primera mitad, cuando el marcador reflejaba un 7-9 favorable a los visitantes. El veterano guardameta, de 38 años y que en 1995 contribuyó a que Bidasoa lograra el primer título europeo para el deporte vasco, paró 7 de los 8 lanzamientos que llegaron a su portería en diez minutos. Los antonianos aprovecharon ese recital para firmar un contundente parcial de 7-1 (14-10).

El mando del partido cambiaba de manos y la eliminatoria iba camino de ello, pese a que el 18-15 del descanso no asustaba todavía a un campeón demasiado seguro de sí mismo.

La ventaja local se estabilizó entre los dos y tres goles en los primeros minutos de la segunda mitad. No obstante, los navarros apretaron en defensa y, aprovechando el bajón de Sterbik en portería, se fueron descaradamente en busca de la eliminatoria. Del 22-20 del minuto 37 se pasó al 26-21 del 41, idéntico resultado al del partido de ida. Y ahí comenzó la pesadilla del Ciudad Real, que se encontró en una situación con la que no contaba antes del partido.

Vugrinec puso a Portland por primera vez por delante en la eliminatoria en el minuto 46 (29-23), provocando con su gol la entrada de Hombrados en sustitución de Sterbik. Este cambio no dio el resultado esperado. Svensson, en cambio, seguía con su particular recital.

Balic pone la puntilla

La ventaja se disparó hasta un 33-24, cuando sólo restaban nueve minutos. Stefansson era el único que mantenía vivo al Ciudad Real, que no sabía como parar el vendabal, ahora con Balic como estilete. El mago croata se sacó de la chistera asistencias geniales y marcó tres goles consecutivos en la recta final, el último de ellos al materializar una vaselina imposible, apuntillando a los manchegos.

Sterbik, que volvió a la pista con el 36-27 en sustitución de un Hombrados desbordado, recuperó la efectividad de la primera mitad en unos últimos cuatro minutos en los que Portland se dedicó a dosificar su ventaja. Ciudad Real se colocó a 7 goles (36-29) a falta de dos minutos y medio, pero un gol de Kjelling, precedido de un robo, y una última parada de Svensson llevó el delirio a las gradas.