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La UE, más cerca de dar el impulso definitivo a las energías renovables

Los líderes europeos de los Veintisiete lograron, durante la primera jornada de la cumbre de primavera, acercar posturas para dar un impulso decisivo a las energías renovables fijando un objetivo obligatorio del 20% sobre el total del consumo para el año 2020, aunque todavía quedan algunos países reticentes, especialmente República Checa, Eslovaquia y Hungría, por lo que el compromiso definitivo no se cerrará hasta hoy, según indicaron fuentes diplomáticas.

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La tradicional cumbre de primavera de la Unión Europea (UE), dedicada, en esta ocasión, a debatir un amplio catálogo de medidas para combatir el cambio climático y garantizar, al mismo tiempo, la seguridad de suministro energético, comenzó a media tarde de ayer bajo la presidencia de la canciller alemana, Angela Merkel, presidenta de turno de la UE.

Los Veintisiete comenzaron la reunión divididos prácticamente al 50%. Alemania, Suecia, Dinamarca, Gran Bretaña, el Estado español y la propia Comisión Europea defendían que ese objetivo del 20% de energías renovables sobre el total del consumo para 2020 sobre sea obligatorio, mientras que Finlandia, República Checa, Polonia, Grecia, Letonia y Eslovaquia querían que tenga carácter meramente indicativo. El Estado francés, por su parte, abogaba por crear un objetivo de energías con bajas emisiones de dióxido de carbono que englobe a las renovables y a la nuclear.

El Estado francés y Polonia, que en principio lideraban el rechazo a un objetivo obligatorio de energías renovables, mostraron más flexibilidad tras lograr que la presidencia alemana aceptara sus preocupaciones. En el caso francés, el acuerdo podría pasar por incluir en el plan de acción de la UE sobre energía una referencia a la importancia de las energías de bajas emisiones de CO2 para luchar contra el cambio climático. París vería así reconocida implícitamente su aspiración a que se considere la energía nuclear como una fuente energética limpia.

Para ganarse a los polacos, la presidencia baraja poner más énfasis en la cuestión de la solidaridad entre los Estados miembros de la UE para responder a las crisis energéticas y cortes de suministro, algo que preocupa especialmente a Varsovia por sus frecuentes enfrentamientos con la vecina Rusia. Queda por resolver la inquietud de República Checa, Eslovaquia y Hungría, que alegan que lograr el 20% de energías renovables no es realista y para ellos es imposible de alcanzar. La solución podría pasar por recoger una lista de las dificultades a las que se enfrenta cada Estado miembro que podría servir como base para repartir los esfuerzos.

En la primera sesión de trabajo del Consejo Europeo, la canciller alemana y presidenta de turno del Consejo, Angela Merkel, destacó que cualquier objetivo obligatorio que se fije en la UE debe ser «alcanzable» y «tener en cuenta las especificidades» de cada Estado miembro.

Merkel salió al paso de los temores expresados por la patronal europea de que los planes sobre las energías renovables vayan a provocar una pérdida de empleo en la UE y dijo que, por el contrario, se pueden crear otros nuevos en este sector. «Se están creando nuevas actividades con las que no habríamos soñado hace 15 años», subrayó.

energía nuclear

El presidente francés, Jacques Chirac, insistió en que la energía nuclear es una herramienta esencial en la lucha contra el cambio climático y recalcó que las fuentes renovables sólo constituyen una respuesta parcial.

Primera discusión sobre la declaración de Berlín

Los líderes de los Veintisiete tenían previsto iniciar, durante la cena de trabajo, la primera discusión en torno a la declaración de Berlín sobre el futuro de la Unión Europea, que se adoptará en una reunión extraordinaria el 25 de marzo, con motivo del 50 aniversario del Tratado de Roma.

Se esperaba que la canciller alemana, Angela Merkel, realizara una presentación oral, pero no pondrá sobre la mesa ningún texto para que no se filtre su contenido. De momento, se conoce que la declaración constará de tres partes: la primera, dedicada a los logros de los cincuenta años de historia de la integración europea; la segunda, sobre los valores y políticas compartidas; y la tercera y más polémica, sobre los desafíos futuros.

Hasta ahora, las discusiones sobre la declaración de Berlín se realizado de forma bilateral entre la presidencia alemana y los «sherpas» designados por cada país. Se sabe que los temas más polémicos son si el documento incluye o no una referencia al Tratado Constitucional, lo que rechazan los países que no lo han ratificado; si se menciona el euro; si se recogen los valores cristianos de la UE, como quiere Polonia; las fronteras comunitarias, como defiende el Estado francés; y el «lado oscuro» de la historia de la integración europea, como el comunismo y la guerra de los Balcanes. GARA

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