Juan Mari Eskubi Arroyo Bilbo
La subasta de Cala Basordas en Lemoiz
Sin analizar la necesidad de convertir las instalaciones de Cala Basordas de Lemoiz en una central térmica a gas natural, quiero referirme a la subasta en la que se reconoce a Iberdrola preferencia como pago de derechos preexistentes. Iberduero carece de derechos, pues recuperó lo inver- tido. Es al revés, la eléctrica mantiene una gran deuda con Euskal Herria por su contumacia en construir allí una central nuclear. Su obstinación, protegida por el régimen franquista, causó mucho sufrimiento a este pueblo, además de daños materiales y angustia por un futuro preñado de inseguridad. Desde el comienzo de las obras utilizó una política de hechos consumados amparada por Madrid y más tarde por Gasteiz. En 1971 Iberduero puso en funcionamiento la polémica central de Garoña, y proyectaba otras nucleares en Tutera, Deba y Ea-Izpazter. Euskal Herria se convertiría así en un país inseguro, de alto riesgo. Pudo evitarse. La Cala de Basordas, profanada hace casi cuarenta años a golpe de prevaricación, es propiedad pública y corresponde al pueblo vasco decidir su destino.