El largo y oscuro final del fujimorismo
«Mariposa negra"
Lombardi no deja de obtener premios en los festivales internacionales donde participa con sus películas y, con su decimotercer largometraje, «Mariposa negra", ha ganado el Premio del Público en el Festival de Montreal, junto con el de Mejor Actriz en Biarritz para Melania Urbina. Su retrato de la corrupción peruana vuelve a centrarse en Fujimori y Montesinos, a los que se enfrentan dos mujeres que buscan esclarecer la verdad.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
En su anterior película, «Ojos que no ven», Francisco Lombardi se adentraba en el escándalo político de los llamados «vladivideos», tema que sigue presente en su nueva realización, «Mariposa negra», esta vez en base a una novela de Alonso Cueto, titulada «Grandes miradas». A lo largo de su carrera el cineasta peruano se ha perfilado como un eficaz adaptador al poner en escena a los escritores actuales más importantes de su país, como Mario Vargas Llosa o Jaime Bayly. En sus últimos trabajos se ha podido observar un asentamiento estilístico, una madurez que le hace transitar por el cine negro con mucha seguridad y aplomo, sin desprenderse del objetivo de denuncia de la corrupción nacional que siempre ha guiado a su cine.
De nuevo, se centra en la figura de Vladimiro Montesinos, jefe de los servicios de inteligencia peruanos durante el corrupto régimen populista del presidente Fujimori. La acción transcurre en la etapa final del fujimorismo, cuando los abusos del poder unipersonal iban quedando ya al descubierto, frente a una actitud de la ciudadanía que se dividía entre el desencanto, la indignación y el escepticismo. Todos esos sentimientos arremolinados quedan resumidos en las dos protagonistas, con lo que, por primera vez en su obra, es el punto de vista de la mujer peruana el que prima sobre cualquier otro. En consecuencia, la figura de su compañera sentimental y estrecha colaboradora, Giovanna Pollarolo, cobra mayor relevancia como guionista, incluso por encima de la que pudo tener en las anteriores «En la boca del lobo», «Caídos del cielo», «No se lo digas a nadie», «Pantaleón y las visitadoras» y «Tinta roja».
El personaje de la maestra representa la inocencia, la esperanza de quienes apuestan por el futuro de buena fe. Educa a los niños y niñas para que el país crezca con ellos, sin pensar en las trabas con las que se van a encontrar en cuanto den el primer paso en el mundo real. Su idealización se viene abajo cuando el novio con el que se va a casar es asesinado, por tratarse de un joven juez que no admite la presión política. Al comprobar que oficialmente su muerte se quiere hacer pasar por un caso de oculta y siniestra homosexualidad, no dudará en intentar llevar a cabo la investigación por su cuenta, para lo que necesitará la ayuda de una periodista con contactos en las altas esferas.
La reportera es todo lo contrario que ella, puesto que trabaja en un medio de comunicación controlado por Fujimori, lo que la acaba convirtiendo en una profesional domesticada y que va a lo suyo. Como quiera que el máximo responsable no es otro que Montesinos, contra él se dirigirá la venganza personal que mueve a estas dos mujeres transformadas en heroínas a la fuerza por los turbios acontecimientos y la negativa situación de Perú.
El tono ambiental de «Mariposa negra», como bien indica el título, sólo puede ser oscuro. La narración de los hechos es fluida y a un ritmo de reportaje periodístico, pero la introspección en las sicologías contrastadas de Gabriela y Ángela dota de profundidad al relato. Hay, además, toda una reflexión sobre el sentido último de la venganza, igual que la había respecto al crimen y el castigo en la dostoievskiana «Sin compasión», de la que se deriva la idea de la redención violenta como única manera de lograr la paz cuando no queda otra salida.
Dirección: Francisco J. Lombardi.
Guión: Giovanna Pollarolo, sobre la novela «Grandes miradas», de Alonso Cueto.
Intérpretes: Melania Urbina, Magdyel Ugaz, Gustavo Bueno, Lluis Homar, Ivonne Fraysinett, Montserrat Carulla, Wendy Vásquez, Liliana Trujillo.
País: Perú, 2006.
Duración: 115 minutos.
Género: Thriller político.