El último documento firmado por Josu Jon Imaz y que fija la «posición de EAJ-PNV ante la situación política y el final de la violencia» señala literalmente que «las posibilidades planteadas por Batasuna están ya recogidas no sólo en la propuesta de Nuevo Estatuto aprobado por el Parlamento Vasco en diciembre del 2004, sino incluso en el ordenamiento vigente». Por otra parte, existe la impresión de que también el PSOE estaría dispuesto a entrar en el debate de los contenidos de la propuesta de la izquierda abertzale, para lo que ya preparó el terreno diciendo que suponía un reconocimiento del marco constitucional. Si tan asumible es, no debiera haber problema para su debate. Pero ambos partidos se han encastillado en que, para abordarlo, primero ETA debe anunciar su intención de abandonar la violencia. A Arnaldo Otegi le preguntaron ayer si el abordar la propuesta de la izquierda abertzale -que no es su proyecto político- supondría el final de ETA. Otegi, en buena lógica, respondió que es a ETA y no a ellos a quien le corresponde explicitar cuáles son las posiciones de ETA. Pero reiteró que la propuesta «supera el conflicto y supera sus consecuencias». Quien esto suscribe entiende que se puede decir más alto, pero difícilmente se puede decir más claro. Entonces, cuando lo que está al alcance de la mano es la consecución de la paz, la resolución definitiva del conflicto y de sus consecuencias, es decir, un escenario nuevo que la mayoría de la ciudadanía vasca no ha conocido en su vida ¿para qué leches quieren PSOE y PNV un comunicado anterior de ETA? ¿Es una cuestión de orgullo? ¡Lo que tienen sobre la mesa es la firma de la paz!