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Algo falla y algo falta contra la violencia sexista

Las noticias que dan cuenta de la violencia sexista se producen cada día, en un interminable goteo. Y, a pesar de esa cotidianeidad en que se desenvuelven esas expresiones de violencia, hay jornadas en las que se hace necesario pararse a mirar, con cierta perspectiva, lo que está sucediendo. Ayer era uno de esos días. En Madrid se aprobaba una Ley de Igualdad que permitirá avanzar hacia la superación de la desigualdad que está en la base de la violencia que se ejerce, generalmente, contra las mujeres. Y paralelamente, en nuestro entorno, se detenía en Lezama a un joven de 19 años acusado de agredir a una mujer que, además, está embarazada; en Deustua detenían a un hombre acusado de agredir y amenazar a su hija; se detenía a un adolescente de 14 en Gasteiz por intentar agredir sexualmente a una joven a la que acorraló en un portal... Jóvenes y menos jóvenes, maridos, padres, desconocidos... en dos jornadas se ha dado casi todo el muestrario de las situaciones de violencia a que se somete a las mujeres. Y ante todo esto, algo falla y algo falta. Tal vez fallan las leyes porque faltan los mecanismos y la voluntad para que la sociedad en su conjunto las asuma como propias. Una prueba de ello es que sólo las muertes mueven a la denuncia y a la movilización, y que este desesperante goteo de agresiones forma parte de nuestro entorno cotidiano, sin mover ni conmover.

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