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EEUU levanta parte de sus sanciones unilaterales contra Corea del Norte

Corea del Norte ha utilizado estos años la palanca de su programa nuclear para obligar a EEUU a levantar sus sanciones y dejar de amenazar al país. Nada más llegar a la Casa Blanca, Bush no hizo sino atizar las brasas y forzó a Pyongyang a elevar el tono de sus amenazas. La cordura, forzada por la premura del propio Bush y su empantanamiento en Irak, ha vuelto, de momento, a Washington, que ha puesto fin a parte su bloqueo financiero al país.

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El Gobierno estadounidense anunció ayer el fin del bloqueo de los fondos de Corea del Norte en un banco de Macao, una de las exigencias previas del Ejecutivo de Pyongyang a cambio de la renuncia de su programa militar nuclear en ciernes.

En el contexto de su política de presiones contra Corea del Norte, Washington forzó en otoño de 2005 a la antigua colonia portuguesa a que ordenara congelar 25 millones de dólares del Gobierno norcoreano en el Banco Delta Asia.

Tras la decisión de EEUU de poner fin a esta medida de ahogo financiero, el Gobierno de Macao anunció que liberará esos fondos, alrededor de 19 millones de euros, que serán transferidos a una cuenta que Corea del Norte tiene en el Banco de China. El secretario adjunto del Tesoro de EEUU, Daniel Glaser, aseguró que Pyongyang se habría comprometido a utilizar ester dinero «únicamente para mejorar la situación del pueblo en materia humanitaria y en el ámbito de la educación».

Corea del Norte hizo de esta cuestión casus belli y la situó como previa a cualquier tipo de avance en su compromiso para desmantelar sus instalaciones nucleares.

Tras un acuerdo histórico en el marco de las negociaciones a Seis (EEUU, Rusia, China, Japón y las dos coreas), Pyongyang se comprometió el 13 de febrero a cerrar en un plazo de dos meses la central de Yongbyon y a aceptar su verificación por equipos de inspectores de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA).

Cambio de estrategia de Bush

Washington se comprometió a levantar previa y paralelamente todas sus sanciones contra el Gobierno de Pyongyang, con vistas a una normalización total de las relaciones bilaterales, marcadas en los últimos años por el señalamiento por parte de Washington de Corea del Norte como «promotor del terrorismo internacional».

Con su anuncio, que precedió a una nueva ronda de negociaciones a Seis, Washington envía un gesto inequívocamente conciliador a su «enemigo histórico». Lejos quedan los tiempos en los que el inquilino de la Casa Blanca incluía a Corea del Norte en el «eje del mal». Hong Hyun-ik, analista surcoreano, apunta a que Bush, empantanado en Irak e incapaz de maniobrar al margen de los intereses inmediatos de Israel en los territorios palestinos ocupados, busca dejar la Presidencia con un logro en materia internacional, aunque ello le suponga desdecirse y dejar en mal lugar a algún que otro aliado en la zona.

Pyongyang anunció ayer que espera el previo levantamiento de todas las sanciones aunque informó del principio del cierre de Yongbyon.

A nadie se le oculta que en este tipo de negociaciones tiene que haber una sincronización de los gestos. Corea del Norte espera el desbloqueo de 50.000 toneladas de petróleo procedente de Seúl en el momento en el que los inspectores vuelvan por primera vez al país.

Japón no oculta su malestar por el avance de las negociaciones

El Gobierno japonés se limitó a «tomar nota» del acuerdo entre Washington y Pyongyang y dejó traslucir su gran malestar ante el avance de las negociaciones. Tampoco hizo mucho por disimularlo. El primer ministro, Shinzo Abe, insistió ante la Dieta (Parlamento) que «la prioridad es que Corea del Norte tome medidas para renunciar totalmente a su programa nuclear». No en vano Abe debe su ascensión política a su beligerante posición contra Pyongyang.

Tokio se siente abandonado por su gran aliado y valedor, EEUU, enfrascado en un intento de arreglar el histórico conflicto con Corea del Norte.

Japón se niega a participar en las entregas de petróleo pesado (la primera corre a cargo de Corea del Sur) y las últimas reuniones de trabajo bilaterales en el marco de las negociaciones a seis han sido turbulentas. Tanto que el pasado 7 de marzo, la delegación norcoreana dio plantón a la nipona y ayer mismo, el delegado de Pyongyang, Kim Kye-gwan, advirtió de que Japón podría quedar aislado de las negociaciones si mantiene su actual posición.

Japón insiste en la cuestión de los ciudadanos japoneses presuntamente secuestrados por Pyongyang en la década de los 70 y 80. Corea del Norte devolvió a cinco en 2002 e insiste en que el resto (unos doce) o no fueron secuestrados o han muerto por enfermedades o accidente de tráfico.

Frente al riesgo de quedar aislado en la arena diplomática, Abe aireó presiones internas en Japón «para alejarnos de EEUU. Pero continuaremos trabajando para que estas posiciones no triunfen», añadió el primer ministro nipón. GARA

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